“Necesito que nos sigan acompañando. Los cambios no se hacen de un día para el otro. No volvamos al pasado”. En los 14 minutos que duró su discurso, Mauricio Macri desplegó este lunes en Rosario varios de los slogans de la campaña con la que aspira a ser reelecto y reforzó las ideas del “relato macrista”.
A pocos días de las primarias del 11 de agosto, el presidente estuvo en el club Banco Nación de la ciudad para encabezar unos de los actos de cierre. En el recinto, se dispuso un escenario de 360 grados, con plataforma apenas elevada del piso para que el mandatario pueda interactuar con el público. Hubo además un pedido expreso para que se tomen imágenes del evento y se viralicen en las redes sociales, quizá siguiendo los consejos de los gurúes del marketing político.
El precandidato a diputado nacional por Santa Fe, Federico Angelini, apareció como presentador, maestro de ceremonia, y dio inicio al acto con una referencia a la gente que quedó afuera del recinto. Estaba acompañado por Ximena García, dirigente radical que también aspira a acceder al Congreso nacional por la misma lista y se presentó ante el auditorio como una referente de la UCR y de las mujeres santafesinas. Ambos hablaron antes de la llegada del presidente al escenario circular, rodeados por legisladores locales y provinciales, algunos afiches de Juntos para el Cambio y un público que desplegó banderitas celestes y blancas.
El relato
Macri y los oradores que lo precedieron reforzaron en Rosario, el relato macrista. Ese que construye un oponente para polemizar con él y convencer a los propios, aunque no siempre mencione a sus enemigos con nombre y apellido: “Estamos del lado correcto de la historia”, dijo Ximena García. “Estamos dando una batalla contra las mafias”, añadió a su turno Angelini.
En tanto, Macri pidió el voto de los santafesinos y dijo que “el domingo se definen muchas cosas”. “Se define si seguimos avanzando o volvemos al pasado. Si seguimos batallando contra las mafias, la delincuencia, el narcotráfico y la corrupción”, sostuvo.
“Hay gente que se creyó dueña de los puertos de Rosario”, agregó aunque sin mencionar al sindicalista detenido Herme Juárez.
Todo discurso político supone la construcción de un adversario. También el macrismo lo tiene y elabora su propio “relato” y asi quedó expuesto este lunes en Rosario.
De la misma manera que al kirchnerismo se le adjudicaban como adversarios predilectos (“la opo”) los medios de comunicación, el campo, sectores del poder judicial, el FMI, grupos económicos concentrados; el oponente ahora se menciona como una “amenaza populista” o el fantasma de “un pasado al que no se debe volver”.
También este adversario ahora tiene muchos componentes que se entremezclan en el relato: la corrupción, el autoritarismo, los sindicalistas mafiosos, los subsidios estatales, el narcotráfico, Venezuela.
“No volvamos al pasado, no volvamos al pasado, no volvamos al pasado”, repitió tres veces Macri sobre el escenario este lunes.
¿Cómo repercutirá el discurso presidencial entre los indecisos, entre los que no están de ningún lado de la grieta o entre los desencantados con la economía macrista que tampoco quieren al peronismo?
Las referencias o propuestas para persuadir al indeciso volvieron a ser promesas de futuro. Dijo Macri en el club Banco Nación: “Los cambios no se hacen de un día para el otro. Todo lo que hemos hecho no es en vano. Estamos creando bases donde caminar, donde crecer, donde desarrollarse”.
El discurso del presidente de la Nación, del titular del poder Ejecutivo, se detuvo poco en los componentes explicativos o descriptivos de la situación económica y social del país. Mas bien, apostó al discurso típico de campaña donde el candidato promete y se compromete.
“Con un poco de viento a favor y las bases que ya construimos vamos a hacer una verdadera revolución en este país, una revolución de trabajo, de oportunidades”, manifestó este lunes Macri, como una nueva apuesta a la espera de buenas noticias económicas que no llegan.
Tal como ocurrió en la última visita del presidente a la ciudad, el 20 de junio en el club de zona sur por el Día de la Bandera, este lunes en zona norte quedó claro que el discurso de la grieta, ese que divide y traza fronteras entre “el bien y el mal”, sigue siendo funcional para la campaña polarizada.
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