Yo o el caos. Sergio Massa acudió a esa antigua fórmula de la política argentina para presionar al peronismo por una candidatura única. La de él, por supuesto. Quizás envalentonado por un primer guiño de los gobernadores del PJ jugó fuerte. Cecilia Moreau soltó que lo veía cansado y no descartó que se alejara de la cartera económica. El propio Massa lo desmintió dentro del equipo ministerial y lo dejó trascender. Sí pero no. Para el peronismo en general, y para el presidente en particular, sería un drama tener que reemplazar a Massa; pero también él pagaría costos por abandonar el barco en las actuales circunstancias, y no por la inflación altísima sino porque no le garantizan lo que pide para él.

El ministro sostiene que si el peronismo divide votos en las Paso y el candidato más votado individualmente es un opositor, se corre el riesgo de una corrida cambiaria como le ocurrió a Mauricio Macri en 2019. El lado flaco de ese argumento es que también su hipotética renuncia tendría efectos en una corrida de efectos desestabilizantes para el gobierno. 

Hay argumentos atendibles de ambos lados sobre si al Frente de Todos le conviene una fórmula única o más de una. Massa se inclina por la unidad y presionó fuerte en las semanas y días previos al congreso del Frente Renovador que se hizo este sábado. Hubiera querido llegar con más definiciones, pero eso no ocurrió y terminó admitiendo la posibilidad de una interna, aunque evitó definirse él como candidato a presidente. Eso lo resolverá de acá el 24 de junio, día que cierra la inscripción de candidaturas. Por lo pronto, llenó un estadio con dirigentes de todo el país. Toda una demostración de fuerza en vista a las arduas negociaciones que se avecinan.

Los gobernadores que se reunieron en la semana en Caba también pidieron lista de unidad y representación federal. Los espanta la situación del gobierno nacional, la economía y el tránsito hasta diciembre. En sus territorios decidieron jugar a lo seguro, y lo último que quieren es que el desorden nacional y más problemas económicos perjudiquen los últimos meses de gestión.

El gobernador Omar Perotti una vez más se ausentó de ese foro de mandatarios provinciales. Prefirió dedicarle dos días a la muestra Agroactiva, desde donde lanzó un mensaje bastante parecido. Perotti deja trascender que ni Wado De Pedro, ni Daniel Scioli, ni Massa lo entusiasman especialmente. Los ve gobernando para el Amba. Nadie podría decirle que está desacertado, pero llama la atención que él, siendo gobernador y líder político de la provincia, se corra de esos espacios de discusión y poder. Que en lugar de llevar esa voz a ámbitos de decisión como el Congreso nacional, donde se discuten la hidrovía, la agenda del sector agropecuario, recursos, el presupuesto para infraestructura, las urgencias en materia de seguridad y justicia, se ponga como objetivo la Cámara de Diputados de la provincia. Es un planteo que se escucha con frecuencia en el sector privado. Si bien sus antecesores hicieron lo mismo, una cosa es ser el exgobernador del minúsculo Partido Socialista y otra jugar en las grandes ligas del peronismo.

La oposición

 

También Juntos por el Cambio vivió una semana al límite. El fallido intento de Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales por ingresar a Juan Schiaretti expuso la necesidad de ese sector de reforzarse para darle pelea al núcleo Macri-Bullrich, que hasta ahora logró bloquear la jugada. 

Schiaretti ya anunció que su aventura presidencial será con un frente aparte que inscribirá el miércoles próximo. Un nuevo intento de tercera vía, a la que ya se le cayó el salteño Juan Manuel Urtubey, pero que quiere sumar radicales sin espacio en Juntos por el Cambio, otras fuerzas minoritarias, el Partido Socialista y los peronistas disidentes bonaerenses, que ya son parte del acuerdo parlamentario vigente.

Santa Fe está muy presente en la interna de Juntos por el Cambio. La llegada de emisarios y precandidatos es constante. Larreta estuvo el viernes con Maximiliano Pullaro, mientras que este lunes pasará por Rosario Patricia Bullrich. Una parada de tres horas matinales para seguir viaje hasta el límite interprovincial entre Frontera y San Francisco para una foto conjunta con Carolina Losada y el cordobés Luis Juez. 

Esa interna nacional se reflejará en espejo en Santa Fe a la hora de armar listas de diputados nacionales. Bullrich llevará una boleta con candidatos hoy nucleados en torno de la candidatura de Losada, y Larreta los que son parte del proyecto que encabeza Pullaro. Ambas boletas llevarán nombres del PRO y radicales, aunque por fuera de eso hay dos variables que presentan particularidades: el Partido Socialista y la Coalición Cívica.

El PS, por su parte, tiene abierta la oferta para sumarse a Juntos por el Cambio o al frente que Schiaretti prometió inscribir para llevar adelante su aventura presidencial. El socialismo ya es aliado de Hacemos Córdoba en esa provincia. Se sentiría más cómodo si hubiera florecido un acuerdo nacional más amplio entre sectores moderados de distintos partidos, pero a tres días del cierre de alianzas las opciones son acotadas.

Ser parte del frente de Schiaretti daría al menos la posibilidad al socialismo de llevar una lista de diputados nacionales atada a un candidato presidencial, además de evitar la adhesión a los dos grandes bloques electorales de los que se diferenció todos estos años. “El planteo hecho por @JSchiaretti nos representa y convoca para avanzar en ello”, escribió en Twitter Jorge Illia, segundo del partido a nivel nacional.

En cambio la Coalición Cívica, que en la provincia juega por afuera de Unidos para cambiar Santa Fe, a nivel nacional está dentro de Juntos por el Cambio. El menú está abierto para una lista de diputados nacionales propia si Elisa Carrió vuelve a ser precandidata presidencial o, según fuentes del radicalismo, dentro de las listas del sector de Pullaro, pegada con la boleta de Larreta. 

Carrió, que esta semana estuvo dos días por Santa Fe, la emprendió especialmente con Macri, a quien acusó de nuevo de cerrar acuerdos por debajo de la mesa con Javier Milei y pergeñar un ajuste de shock garantizado con represión. También dejó conceptos corrosivos para Carolina Losada y su compañero de fórmula Federico Angelini.

En el medio del paso de Bullrich, Larreta y Carrió por Santa Fe, el radicalismo y el PRO no terminan de aquietar las aguas en torno al enfrentamiento entre Losada y Pullaro.

En la reunión del miércoles pasado de la cúpula de la UCR, que tuvo dos etapas -una primera bilateral entre los dos sectores en puja y luego otra ampliada, con todos los actores partidarios-, hubo fuerte presión para cesar las hostilidades. 

Sin embargo, no será fácil desandar el enfrentamiento. “Imposible sentarse a conversar si no paran con esa campaña sucia”, dicen del lado de Losada, convencidos de que el sector de Pullaro y sus consultores están detrás de publicaciones que dejan mal parada a la periodista. “Corten con eso y vemos una campaña que tenga contrastes pero no con este nivel de beligerancia”, exigen.

“Nosotros no estamos detrás de esa campaña, para nosotros es el peronismo el que lo está haciendo. A Pullaro todos los días le publican en redes fake news, todos los días”, recalcan desde el otro sector. Tienen un convencimiento: “Del lado de Losada no van a parar, porque esto es una estrategia, no es un error. Este es el plan de (el consultor) Lucio Guberman que está convencido que para ganarle a Pullaro le tienen que doblar las piernas a Maxi (Pullaro) ahora porque si no, no le ganan más”. 

Y por enésima vez argumentan: “Lo que tiene que quedar en claro es que Maxi no pelea porque no está de acuerdo con hacerle el juego al peronismo”. 

Gran parte de la dirigencia del radicalismo está convencida de que se llegó a este punto como se llega a los divorcios en las parejas: hay responsabilidades de los dos lados. 

A esta altura de los acontecimientos, lo importante, más que las declaraciones de cada lado, será el desenvolvimiento de los actores en la campaña.

En los últimos días estuvieron dedicados especialmente a gestionar un freno al enfrentamiento el presidente de la UCR, Felipe Michlig, y su par del PRO, Cristian Cunha. Se verá esta semana si dieron resultados.

Desde la primera cena en Esperanza hace 15 meses en la casa del exvicegobernador Carlos Faccendini, donde se puso en marcha el operativo del Frentes de frentes, el grueso del radicalismo, que por primera vez cree tener a mano la gobernación en 60 años, no puede creer lo que está ocurriendo con precandidatos que representan una renovación generacional partidaria. No parecen estar dispuestos a dejar que la oportunidad se les escurra de las manos después de haber puesto todo a disposición de Pullaro y Losada.

Mientras tanto, el peronismo y sus precandidatos evitan polémicas internas. Marcelo Lewandowski, Marcos Cleri, Eduardo Toniolli y Leandro Busatto recorren, ganan tiempo, hacen lo suyo y miden el impacto de la pelea en el arco opositor.