En la interna de Juntos por el Cambio ganaron los halcones, el ala y la mano dura de la ya candidata presidencial Patricia Bullrich, “la dama de hierro argentina”, como la bautizó el diario El País de España. Ex montonera, ex ministra de Trabajo, ex ministra de Seguridad, La Piba, que ahora ya no tiene rulos y es abuela, derrotó al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, con una amplia diferencia de un millón de votos cuando más del 90 por ciento de las mesas ya estaban escrutadas. Con sus ideas de flexibilización laboral, ajuste del gasto público y doctrina Chocobar. En rigor, las mismas que Larreta, pero unos decibeles más arriba. Ganó la halcona. ¿Ganó?
Ganó su interna sí, le ganó a la paloma “reptiliana”, pero no al león. El libertario Javier Milei fue la gran sorpresa del domingo electoral. Con más de 6 millones de votos, duplicó a Bullrich y fue el más elegido de las Paso. Le arrebató a Juntos por el Cambio la cucarda de la principal fuerza opositora.
Entre abrazos y “no me arrepiento de este amor” en clave punk Attaque 77, Larreta destacó que la interna que jugaron con Bullrich “fue con responsabilidad y altura”. Pero lo cierto es que su enfrentamiento fue duro, durísimo.
De un lado y otro fogonearon, deformaron y exageraron defectos y virtudes: la moderación de Larreta se tradujo en tibieza, y la contundencia de Bullrich en violencia. Y todo, por los propios, que, entre otras cosas, agitaron el “no vas a ser presidente” contra el jefe de Gobierno porteño, y empapelaron Buenos Aires con una Carolina Serrano –tal el nombre “monto” de Bullrich– con los dedos en V. Hasta el cabello, a veces despeinado, de la ahora candidata fue usado para ridiculizarla, al punto que la reconocida filósofa feminista Diana Maffia, que no coincide en nada con Bullrich, salió en su defensa.
Larreta y Bullrich profundizaron tanto su grieta que finalmente se los comió Milei a ambos, aunque, vale aclarar, la diferencia entre frente y frente no es tan grande como la ventaja que el libertario sacó sobre cada uno individualmente.
Ganó la halcona sobre la paloma, pero perdió ante el león.
Ahora bien, si Bullrich ganó la interna fue más por lo que la acerca a Milei –con quien incluso había intentado una alianza–, que por lo que la separa: como el libertario, Bullrich usó un discurso extremo –“Si no es todo, es nada”–, apeló a emociones negativas y reforzó, en el sprint proselitista final tras la conmoción que generó la seguidilla de hechos lamentables –y llamativos– ocurridos desde el crimen de la nena de 11 años en Lanús, su mayor activo temático: la seguridad.
Lo llamativo es que también fue la seguridad la que en Santa Fe, entre otras cosas, puso al larretista moderado Maximiliano Pullaro en las puertas del gobierno santafesino y eyectó, en cambio, a la bullrichista Carolina Losada.
En X (Twitter) alguien escribió, “hace un mes el camino era la moderación porque Pullaro ganaba la provincia donde hoy gana Milei. De política nadie sabe nada; es como el fútbol”. Un juego minuto a minuto.