Horacio Usandizaga fue el primer intendente de la ciudad de la democracia, de cuya asunción se cumplirán 40 años el próximo 10 de diciembre, y una de las figuras de la política local y provincial de las últimas décadas. Es más, fue uno de los armadores de la Alianza Santafesina que después terminó destronando al peronismo de Santa Fe.
Electo en 1983, renunció al cargo cumpliendo con su palabra cuando Carlos Menem ganó las elecciones presidenciales seis años después. Fue candidato a gobernador dos veces y perdió, pese haber sido el más votado, gracias a la Ley de Lemas que él mismo apoyó para evitar la interna de su partido, la Unión Cívica Radical. Fue diputado y luego senador nacional. Se retiró de la escena pública después de haber sido presidente de Rosario Central y haber renunciado tras el último descenso al Nacional B.
El “Vasco” dijo que apoya a Juntos por el Cambio y que no está a favor del acuerdo con el socialismo en Santa Fe. Cree que Carolina Losada ganará las elecciones provinciales y Pablo Javkin será reelecto. Frente a los cuestionamientos de la ciudadanía a los políticos les exigió a éstos que “bajen sus sueldos y los nombramientos”. Habló de sus peleas con (Raúl) Alfonsín, los gobernadores peronistas, los periodistas, sus pares radicales y con los vecinos que lo criticaban. De su paso por Central, prefiere no hablar mucho, aunque no le escapa a las preguntas.
Tiene 83 años, vive solo, sigue siendo un apasionado por la política y conserva ese tono y fuerza de voz inconfundibles cuando se enfrasca en relatos de la historia que le tocó como protagonista. La entrevista con Rosario3.
—¿Qué significado tienen para usted los 40 años de la democracia habiendo sido el primer intendente después de su recuperación?
—Volver a la democracia fue muy significativo incluso después de perder la guerra de Malvinas. Celebro y aplaudo a quienes trabajamos por recuperarla. Ahora volver a la democracia no se agota solo votando. La democracia es respetar la institucionalidad. Debemos vivir en una democracia más plena, que no nos vivamos peleando. Y eso que soy peleador, pero lo soy con los que me agreden, y no con mis adversarios.
—¿Cuál es la principal deuda que tiene la democracia para con el pueblo argentino?
-Hay que trabajar mucho en la educación, hay muchos sectores en la sociedad que no entienden lo que leen y lo que escriben. Hay gente que se satisface teniendo planes sociales y con eso los conformás para que te vote. Pero esto va perjudicando al país, al pueblo hay que educarlo, hay que enseñarle.
—¿Qué le dejó la relación con su partido y Alfonsín de quien estuvo distanciado?
-Fui radical desde chico porque mi viejo era radical, cuando estaba en los huevos de mi viejo ya era radical, él era delegado de la provincia al comité nacional del radicalismo y un dirigente que ponía plata para que el partido pueda funcionar, no la gastaba para él, pero sí para el partido. Por otra parte, le quiero decir que yo era muy alfonsinista, aunque después me peleé con Alfonsín. Alfonsín fue una buena persona, pero se dejó influenciar por la Coordinadora que era lo que hoy es La Cámpora para el cristinismo al que tiene copado. Con Alfonsín casi me agarro a trompadas en la Casa Rosada donde me tuvo que frenar el edecán cuando me pidió que apoyara la candidatura de Changui Cáceres después del fraude y la joda que me hicieron en la interna de 1987. Después con Alfonsín hice las paces cuando fuimos senadores y hasta me invitó a su cumpleaños en el 2003.
—¿Qué mirada tiene sobre el peronismo?
—Miro con pesar la actuación del kirchnerismo que son distintos a los justicialistas. Reconozco (José María) Tati Vernet, no era ladrón, era medio vagueta pero muy inteligente, capacitado, y quien debería haber sido mucho más que gobernador. Con (Carlos) Reutemann también me llevé muy bien, no era muy peronista que digamos, pero él iba con su auto al Senado, no le importaba la plata.
—A la distancia, ¿cómo se evalúa como intendente de Rosario en sus casi seis años de gestión?
—Hice lo que pude en Rosario, le puse voluntad, ganas de hacer, hice lo que pude de acuerdo a mi capacidad, fui trabajador, voluntarioso. Tuve aciertos y errores ya que había que tomar decisiones rápidamente producto de que la situación en el país no estaba bien. Le di prioridad a la obra pública, los intendentes deben hacer gestiones para brindar mayor bienestar a la población como el transporte o el pavimento.
—¿Se equivocó al haber renunciado en el 89’ después del triunfo de Menem?
—Me equivoqué en decirlo y después fue tarde. Porque mi viejo me decía que los vascos tenemos palabra y si decimos algo debemos cumplirlo. Cuando dije que si ganaba Menem me iba, lo hice para cubrirme las espaldas. A un radical se le hace difícil gobernar cuando un peronista está por encima. Igualmente tuve la suerte de tener a Vernet que se ocupó de la ciudad y eso que lo había criticado mucho de entrada.
—¿Se arrepintió de haber apoyado la Ley de Lemas?
—Sí. No fue un proyecto mío. Un diputado provincial del partido me trajo el proyecto, ni lo leí, me dijeron que para terminar con la interna y era verdad porque la interna siempre dejaba heridos.
Rosario y el escenario electoral
—¿Está de acuerdo con Juntos por el Cambio?
—Sí, estoy de acuerdo aunque a veces no me gusta mucho cómo se manejan los del PRO y eso se los digo a mis amigos que tengo en ese partido. También hay problemas en el radicalismo donde el internismo le hizo mucho daño. Los radicales viven para la interna. Yo lo hice a disgusto y me cascotearon a más no poder.
—¿Con qué dirigente a nivel nacional simpatiza?
—Me gustó siempre (Ricardo) López Murphy, es radical, lo voté en el 2003 y eso que (Leopoldo) Moreau era el candidato de la UCR. Lástima que Ricardo es candidato a jefe de gobierno en la Ciudad de Buenos Aires. Es que habla un lenguaje como el que hablaría yo. Me tomé el atrevimiento cuando lo designó (el presidente Fernando) De la Rúa como ministro de Economía de felicitarlo y después cagarlo a retos porque como primera medida se atrevió a tocar el presupuesto de las universidades sabiendo que se iba a ganar la contra de la Coordinadora y la Franja Morada. No tengo nada contra la Franja, eran jodidos.
—¿Está a favor del acuerdo que se arribó en Santa Fe con el socialismo?
—No. Y eso que fui uno de los que hizo el primer acuerdo en representación del radicalismo con los socialistas y los demócratas progresistas. Yo hice un acuerdo verbal y de buena fe, (Alberto) Natale cumplió con los compromisos pero (Hermes) Binner no. Ese acuerdo me valió el enojo de (Ángel) D´ambrosio que era el candidato a intendente del radicalismo, pero el acuerdo era apoyar a Binner para el municipio de Rosario y a mí para la gobernación. Hubo instrucciones del socialismo, que no participó de ningún acto, par. votar contra Usandizaga.
—¿Qué opina de los precandidatos a gobernador que tiene el radicalismo en Santa Fe como Carolina Losada y Maximiliano Pullaro?
—s buena gente. Seguramente los van a apoyar más los del PRO que los radicales. Los radicales están diseminados. Creo que el radicalismo se va a rehacer. Losada tiene muchas posibilidades de ganar. Depende de la actitud que tomarán los otros socios de la alianza. Por su parte, el justicialismo no está en condiciones de ganar la provincia, a pesar de que tienen como partido más votos. El acuerdo entre el radicalismo, PRO y los socialistas, entre otros, se va a imponer.
—¿Cuál es su visión sobre el intendente Javkin?
-Es un muchacho honesto, bien intencionado. El error que cometió al principio, y luego fue corrigiendo, era su ambición de querer ser gobernador antes de asumir la intendencia. Es medio mandón, cacique, capaz, trabajador, dedicado. Y creo que va a ganar (las próximas elecciones), yo lo voy a votar.
—¿Cómo ve a la ciudad?
-La veo bien dentro de la “mishiadura” que nos agobia a todos los argentinos. Sobre el problema del narcotráfico y la inseguridad que tenemos en la ciudad tiene mayor responsabilidad el gobierno nacional. Porque desde el punto de vista jurídico los del narcotráfico son delitos federales. La Nación debería tener una participación más activa. Tenemos un Presidente que es de papel, es inútil. El ministro de Seguridad se la agarra con el intendente o la Provincia cada vez que debe intervenir. Es cierto que la Policía no está a la altura de las necesidades de Santa Fe, creo que se puede corregir.
—Frente a ésta coyuntura en materia de inseguridad, ¿qué se puede hacer desde la gestión municipal?
—Los problemas de hoy son los del narcotráfico que antes no existían. Yo le di a la ciudad iluminación, los vecinos compraban las luminarias y yo se las ponía con los concesionarios. Traté de involucrar al vecino y también tenía cagando a los privados que hacían ese trabajo, los he puteado y me he peleado. Les dije dejen de joder con repartirse las obras.
De políticos y periodistas
—¿Cómo interpreta la reacción de la gente contra la política y los dirigentes?
—Y con razón (no deja de terminar la pregunta). Hay actos aislados, tendrían que tomar medidas conjuntas como bajarse sus sueldos y bajar los nombramientos. He sido enemigo de las designaciones. Me pelee con todos los punteros del radicalismo apenas llegué a la intendencia porque el primer decreto fue congelar las vacantes (levantando el tono).
—Usted tampoco la pasó tan bien en la crisis del 2001 donde también a los políticos se los cuestionaba y muy duro
—Que se vayan que se vayan, me lo decían. Hasta un par de veces me peleé. Me acuerdo que el que primero me puteó fue un tipo joven en una estación de servicios. Me dijo ladrón, no me la aguanté, fui, lo corrí y lo tiré de la bicicleta. La gente reaccionó en contra mío y a favor de él.
—¿Se perdieron los referentes de la política?
—Cada vez se ha desdibujado más la imagen del dirigente político. No están pasando por un buen momento, pagan justos por pecadores. También han impedido que aparezcan figuras nuevas. Los políticos han ido fracasando por eso la gente se ha descreído.
—¿No le gustan los periodistas?
-No puedo generalizar, pero no me gustan. Para vender más, incendian las cosas. Por ejemplo, en La Nación Más parece que trabajan para el kirchnerismo ya que repiten todo lo mismo, si fuera un televidente independiente les votaría en contra porque no podes vivir criticando y criticando al adversario. Me peleaba con Evaristo Monti pero le encontré la vuelta, no hacía notas por teléfono, iba al estudio de LT8 para que me entrevistara frente a frente, me hacía críticas pero no me enfrentaba. Igualmente en la época que fui intendente había gente buena, me lleve muy bien con (Nacho) Suriani o (Raúl Hernán) Sala y con los periodistas que trabajaban para el canal de don Alberto Gollán.
Esa pasión, Central
—A la distancia, ¿hubiera evitado haber sido presidente de Central?
—Sí, si le hubiera hecho caso a mi inteligencia. Es que le hice caso a mi corazón. Y le di bola a un grupo de amigos y al escribano (Víctor) Vesco que me hincharon las pelotas para que fuera presidente pensando que era lo mejor para Central. De entrada dije que no, me siguieron acosando y me convencieron. Traté de hacer las cosas lo mejor que pude, pero el horno no estaba para bollos.
—¿Los hinchas fueron injustos con usted?
-No, no. Tenía el estigma que era político. Las decisiones que tomé las hice porque no había otra manera de hacerlo. No contratamos jugadores, salvo los que vinieron a préstamo, porque no había plata. Lo primero que tenía que hacer Central era recuperar la credibilidad. No podíamos designar a un técnico porque no le podíamos pagar. Ahora dicen que no vienen por la inseguridad, antes no venían porque no podían cobrar y era verdad. Central no pagaba porque no tenía.
—¿Lo mató el descenso?
-No pudo zafar, no tuvimos suerte. Llegué estando Central último, mejoramos el promedio pero no alcanzamos a zafar del descenso.