Este domingo el peronismo santafesino plesbicitó el liderazgo político. Y ganó el oficialismo, o mejor dicho, un oficialismo, el del gobernador Omar Perotti; porque del lado de los derrotados también hubo oficialismo, el de la vicegobernadora Alejandra Rodenas que había armado sociedad con el ex ministro de Defensa. Agustín Rossi. Ambos oficialismos eligieron pasar el conteo en clubes de barrio, en uno hubo fiesta –chiquita, pandémica, no muy ruidosa– y en el otro, los bombos quedaron en la vereda, sin resonar.
En uno y otro lado, la velada electoral estuvo marcada por los protocolos del covid, tanto la victoria como la derrota estuvo bien delimitada por vallas, termómetros, barbijos y alcohol al 70. Todo fue más corto y aburrido de lo esperado.
El perottismo –que bien podría decirse que se afianzó este domingo y ya es francamente perottismo–, esperó los resultados en el club Central Córdoba, donde se conocieron los padres del senador departamental y ya candidato a senador nacional, Marcelo Lewandowski. Su casa, la llamó.
El rossismo, en el Club Banco Santa Fe, también en zona sur, con un escenario montado en la cancha de básquet y mucha cara de velorio.
“Va a salir todo bien, vas a ver, vamos para adelante”, alentó en un audio una mujer rubia a alguien, con tono de esperanza mentirosa, más propio de quien intenta animar a un paciente terminal.
En el patio, en una mesa cercana, una tal Verónica, venida de fiscalizar desde Zavalla, blanqueó la angustia: “Estamos sorprendidos, mal. Pero lo bancamos al Chivo a muerte”.
El Chivo tampoco careteó el trago amargo. Sin bigote ni barbijo, el disgusto era indisimulable. Y hacia las 21.45 se subió al escenario para dar un discurso de unos cinco minutos ante una cancha de básquet en la que había pocos militantes y aún menos prensa. Había esperado desde las 18.30 en un cuartito separado, con Rodenas y otros candidatos.
Dio las gracias de rigor y anticipó “cantidad de reflexiones profundas sobre el futuro de nuestro movimiento político”. Porque, aseguró, “acá no se terminó nada, acá empieza el futuro”.
Trece cuadras más al sur y unos 45 minutos después, los muchachos y muchachas peronistas, que todos unidos vencieron, subieron también todos unidos al escenario con un carnavalito fuerte de fondo. Estaban Lewandowski, Roberto Mirabella, Marilín Sacnun y Magalí Mastaler tomados de la mano.
Otra vez las gracias de rigor, una invitación y un desafío. Para Rossi la puerta abierta, para Carolina Losada –la gran ganadora de Juntos por el Cambio–, nos vemos en noviembre.
De todos los contendientes, sólo a ella apuntó Lewandowski: “Los chicos no sueñan con ser narcos, sueñan con jugar a la pelota y ser Messi”.
¿Con que soñará Rossi? ¿Cómo será el futuro que dijo que empezaba ahora? ¿Qué será del liderazgo que supo construir, desde concejal rosarino, a espada kirchnerista a nivel nacional, pero nunca lo suficientemente fuerte a nivel provincial?
¿Y qué tan abierta dejará Perotti la puerta?