Ahora existe el término resiliencia para entender la sabiduría que se desprende de una tragedia, pero para entonces, 40 años atrás en el pueblito de Villa Minetti, cuando Anahí Schibelbein, la hija del gomero del pueblo, le pasó una máquina agrícola por encima era lisa y llanamente un drama. A pesar de que perdió una pierna y los médicos le decían a sus padres que no más baile, no más deporte, e insinuaban no más vida normal por siempre, Anahí siguió adelante. Tenía solo dos años de edad.
A los 12, se instaló en Santa Fe donde fue pupila en el colegio de monjas. Podía ver a su familia una vez al mes. El primer año extrañaba tanto, que lloraba a escondidas desde que despertaba hasta que se iba a dormir. Como su familia tenía pocos recursos, le dieron una beca.
En 1994, estudió Ciencia Política en la Universidad de Rosario -luego se especializó en Planificación Urbana Territorial-. Y desde el día uno, apasionada, militó en el centro de estudiantes: llegó a presidenta.
Pero la tragedia volvió a golpear a la familia. Sus padres y su hermana sufrieron un accidente automovilístico. A una semana de cumplir 15, Caren por poco pierde la vida. El médico les comunicó a su papá y a ella, que Caren no iba a volver a caminar. En Buenos Aires, los médicos no le daban esperanza de vida. Pero Caren vivió y salió adelante.
Hoy, Anahí tiene 44 Años. Y más empuje que nunca. Los reveses de la vida, le dieron un combustible excepcional: anda en bicicleta. Practica crossfit. Viaja en colectivo. Y recorre cada uno de los barrios de Rosario. No le gusta hacer un drama de su antigua tragedia. Ni, menos aún, que la tomen de “pobrecita”. Anahí es una mujer fuerte. Por eso, decidió como eslogan de campaña, donde se postula para concejala de Rosario: “Tiempos difíciles, gente fuerte”. Y, sin duda, los tiempos que corren no son nada fáciles. Y ella, menos aún, es nada blanda. “Todo el mundo carga una cruz”, dice la candidata de Juntos por el Cambio (Evolución). “La diferencia es que la mía es visible. Todos los días de mi vida alguien me para en la calle. Antes lo tomaba mal, pero ahora me acostumbré. Me dicen cosas como: “¿Te puedo decir algo? ¡Qué fuerza que tenés!" Me para sobre todo gente grande, aunque jóvenes también y muchas mujeres. No me siento distinta a nadie. No me gusta cuando me “marcan la diferencia” por más que sea a través de un halago. Nunca sufrí discriminación. Cuando era chica me afectó en el aspecto estético. Me daba vergüenza”.
Con el tiempo, encontró en la política el puente para traducir su fuerza en acción y servicio al prójimo. Durante todo el gobierno de Miguel Lifschitz (2015-19) y bajo el Ministerio de Seguridad conducido por Maxi Pullaro, fue directora provincial de Atención a Víctimas. Tuvo que lidiar con muchas historias de vecinos de Rosario y toda la provincia atravesadas por el dolor y la angustia. Hoy en día continúa en contacto con víctimas y familiares que le tocó asistir a lo largo de esos difíciles cuatro años.
“La política es gestión: consiste en escuchar y hacer, además de resolver. El cara a cara me permite conocer de primera mano la realidad de nuestra ciudad. No solo hay reclamos, hay muchas propuestas. Por eso, hay que caminar la ciudad y estar en contacto con los rosarinos. De eso se trata esto. Si no tenés vocación de hacer algo por el otro”, subraya, “no podés hacer política. La política hoy parece una mala palabra, y no debería serlo. En el 2021, en estos tiempos difíciles, necesitamos concejales que trabajen las 24 horas del día los 7 días de la semana. Aspiro a ser una concejala 24x7. Me preparé toda mi vida para este desafío”.
Anahí Schibelbein quiere, desde su propia historia, desde sus propios ideales, y ahora su candidatura al Concejo Municipal de Rosario, transformar la política, como hizo con su propia vida, en el arte de servir a los demás. Y que los reveses del pasado, sean un trampolín para salir fortalecidos, y ser, al fin, mejores.