A horas de un debut televisivo, de un show en una cantina céntrica –programados para el fin de semana–, Martín Espíndola fue muerto a tiros cuando salía de un ensayo con su agrupación de cumbia Altoke Roque, de la que era vocalista. El hecho tuvo lugar en Uruguay casi esquina Magallanes, alrededor de las 22.30, en barrio Triángulo. Fue el segundo de tres homicidios cometidos en un lapso de tres horas, sin conexión aparente. ¿Por qué mataron a Martín? La pregunta todavía no tiene respuesta. Sí hay un contexto de violencia en la zona del crimen. Hace un mes balearon a un hombre que terminó falleciendo días atrás. Y horas después del homicidio del cantante, una vivienda cercana fue tiroteada por cuarta vez.
La certeza entre los allegados es que Martín no se merecía morir así, y que no tenía broncas que pudiesen desencadenar un ataque, incluso en una ciudad enferma de violencia. “Siempre fuiste un amigo de diez, deseando la mejor a todos y nunca metido en ningún problema. Qué injusta es la vida”, escribió un allegado en Facebook, red social en la que se leyeron decenas de mensajes de dolor por el crimen del músico.
Espíndola vivía en bulevar Seguí al 5700, frente a los monoblocks del complejo Fonavi. El lugar donde lo mataron está ubicado a cinco cuadras de su domicilio.
Ya de madrugada, los disparos se escucharon otra vez en Magallanes al 3300.
A las 2, una casa ubicada entre Uruguay y Dean Funes fue blanco de disparos. Muy cerca de donde mataron a Espíndola. Según fuentes del caso, es la cuarta vez que atentan a tiros contra esta vivienda desde 2021. A fines de abril la municipalidad clausuró una chatarrería que funciona en ese mismo lugar, según registros oficiales.
Además, en el barrio es vox populi la existencia de un punto de venta de drogas en Magallanes y Lejarza, esto es, a unos 150 metros.
Al momento de ser baleado de muerte, Martín se encontraba con un amigo llamado Brandon, que tampoco la sacó barata: recibió impactos de bala en las piernas y fue derivado al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca). El tercer joven, llamado G., resultó ileso.
Al parecer, los homicidas iban en moto. Primero, relojearon a los amigos y siguieron de largo, pero en la segunda pasada abrieron fuego a matar.
El relevamiento de la escena del crimen arrojó que hubo disparos de dos pistolas, ya que encontraron vainas de calibre .40 y 9 milímetros. Unas 15 en total. Dos plomos impactaron sobre una vivienda de calle Uruguay, confiaron fuentes del caso.
El contexto de violencia en ese sector tuvo un hito reciente. El 22 de junio, según información de la Fiscalía, balearon de seis tiros a un hombre llamado Daniel Pacheco (52) en Magallanes al 3400. El sábado, un mes después, comunicaron su fallecimiento en el sanatorio Ipam. Al parecer el hombre se había recuperado, pero luego tuvo una recaída sin retorno. Pacheco vivía en Curupaytí al 5800, a escasas cuadras del epicentro de violencia.