El fiscal de la unidad de Balaceras de la fiscalía Regional de Rosario, Pablo Socca, habló este martes en Radio 2 sobre la violencia que se vive en la ciudad y el megaoperativo que se realizó este lunes en barrio Ludueña. Pese a la gran cantidad de detenciones (cerca de 30) y los elementos que se lograron secuestrar, el funcionario judicial reconoció que eso no se traduce en “menos inseguridad”.
“Las detenciones que hacemos, el trabajo que hacemos con tanto esfuerzo, creo que no sirven de mucho. Sí creo que se debilita la banda, se le quitan recursos y gente de confianza de la calle. Pero ayer (lunes ) metí presas a casi 30 personas. Hoy ya hay 30 pibes llevando su currículum a Mauro Gerez (presunto cabecilla de la organización) para entrar a la banda deseosos de ser narcos”, lamentó el fiscal en comunicación con Radiópolis.
Bajo este análisis es que sostuvo que la solución a la violencia que se vive en Rosario “no pasa por más detenciones”. “Parte desde muchas agencias del Estado, no depende solamente de la Policía o la Fiscalía”, sostuvo.
Con respecto al operativo en Ludueña, explicó que la banda que intentaron desarticular se caracteriza por reclutar menores de edad. “Uno siente impotencia porque ayer en los operativos había muchos menores de edad que sé quienes son, los conozco, han sido detenidos con pistolas 9 (mm) o ametralladoras, pero tienen 14 años”, detalló Socca.
“Sabemos quiénes son los menores, dónde viven, que son sicarios o tiratiros de las bandas, pero no puedo hacer nada, no los puedo detener”, remarcó el fiscal rosarino.
Sobre los motivos por los que los menores eligen o buscan incorporarse al mundo delictivo, Socca esgrimió dos argumentos, por un lado lo económico. “Es un montón de plata la que se genera por la venta de drogas, en el operativo de ayer secuestramos una especie de cuaderno con anotaciones, todos números de seis cifras que se rinden por día”, señaló.
Por el otro, el contexto social en el que se crían eso chicos y lo que perciben como la normalidad. “No soy sociólogo, pero vienen de generaciones de familiares delincuentes, entienden que eso es lo normal o lo que tienen que hacer. Estos chicos terminan o presos o muerto y yo pienso que no les importa, que es un destino que aceptan con tal de por un tiempo disfrutar de la «fama del narco»”, expresó el funcionario judicial.
“Lo único que yo puedo hacer es esperar que cumplan 18 años y meterlos presos. Pero no va por ahí la solución, hacen falta políticas integrales del Estado que contengan a los chicos y les den otra posibilidad. La solución no es que yo los meta preso”, reflexionó.