Marcos Guenchul tenía 32 años. Murió el pasado miércoles en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca). Fue baleado en la cabeza el martes en Sucre y Mendoza en circunstancias que la justicia y los investigadores policiales no tienen en claro. El ataque ocurrió cuando el joven salía del gimnasio donde trabajaba como entrenador personal. "No hubo robo. El celular y la billetera estaban con él. No tenía problemas con nadie. Esto no tiene lógica ni explicación", señaló Marcio Morán, uno de sus mejores amigos.
Marcos trabajaba hace tiempo en Progress Fitness Center, ubicado en Mendoza al 4900. Daba clases de funcional y además era entrenador personal. Al salir de su lugar de trabajo recibió un impacto de bala en la cabeza y quedó en estado gravísimo hasta el miércoles que falleció en el Heca. Sus órganos fueron donados por decisión de la familia y salvaron cuatro vidas, todas de Buenos Aires.
Lo único que se sabe del ataque es que son dos los sospechosos y que se fugaron en un auto por Mendoza en dirección al norte. No hay pistas firmes sobre la brutal agresión. El celular de Marcos fue enviado a peritar. Los investigadores pretenden conocer si alguna comunicación mantenida en su teléfono puede dar algún indicio.
El joven tenía una hija chiquita y estaba separado de la mamá de la pequeña. Actualmente se encontraba en pareja, según indicó Marcio, su amigo, en Radio 2.
Marcos tenía una ilusión: irse a trabajar a Palma de Mallorca, España. "Tenía miles de proyectos. Entre ellos, ser un entrenador reconocido. Buscaba una salida a su situación económica que era un poco complicada. Siempre le buscaba la vuelta a los problemas con soluciones creativas", manifestó Federico Rivero, otro de sus amigos.
"Era una de las personas más positivas que conocí. Es injusto cómo terminó su vida. Trabajó en un lavadero, de repartidor, en una fábrica de cuadros para bicicletas y ahora estaba en el gimnasio. Es más, a principios de esta semana rindió bien el carnet para conducir camiones o colectivos porque también quería buscar esa salida laboral", agregó Federico.
Marcos además disfrutaba jugar al fútbol con sus amigos. También ahí dejó una marca. Disputaba una liga de fútbol 11, que incluso le dedicó un posteo después de conocerse su deceso.
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