Una familia rosarina sufrió una increíble secuencia delictiva en la autopista Rosario-Buenos Aires, entre las ciudades bonaerenses de Zárate y Campana. En primer lugar, un hombre que regresaba a nuestra ciudad con su esposa y su hijo, fueron abordados por cinco delincuentes armados que, luego de provocar el reventón de un neumático delantero con un adoquín, les robaron todo. Más tarde, familiares que fueron en su auxilio desde Rosario sufrieron el mismo ataque, pero pudieron evitar el robo. Lugareños piden máxima precaución porque “está pasando 3 o 4 veces todos los días”. Las víctimas advierten que están “solas”, sin protección policial.
Hugo, el hombre que venía conduciendo su automóvil desde Buenos Aires, contó en De 12 a 14 (El Tres), con angustia, lo que le sucedió: “Yo venía transitando en la autopista, a la altura del límite entre Zárate y Campana, no puedo precisar bien el lugar”, manifestó.
“Siento un golpe en la parte de adelante, hasta que el auto se me va para el costado. Intenté seguir, pero iba muy despacio y también era un peligro”, siguió.
Hugo comentó que lo abordaron “cinco muchachos, uno de ellos armado. Me sacaron celulares, billetera, las zapatillas de mi esposa y las de mi hijo”.
“Me hacen abrir el baúl, me sacan todo. Incluso me sacaron las llaves del auto y yo creí que se lo llevaban. Nos gritaban, estaban sacados y yo trataba de tranquilizarlos”, amplió.
“Después me dicen «andate pinchado o te mato a vos y a toda tu familia»”, confió Hugo recordando el horrible momento que le tocó vivir en la oscuridad de la autopista.
“Llego a un parador y nos asisten muy bien; me prestan un celular porque no tenía dinero para el peaje y no sabía si llegaba con el combustible”, continuó.
Hugo describió que su esposa “venía hablando con mi hija por celular en el momento que nos roban, la llamada queda activada y mi hija escuchó todo el robo, como nos gritaban y nos sacaban las cosas”.
Ahí entra en escena el testimonio de Marco, novio de la hija de Hugo, que escuchó toda la secuencia del violento asalto: “Escuchamos todo, cómo se repartían las cosas con total impunidad”.
“Ante esa situación, salimos para Buenos Aires con el hijo de él (de Hugo) y con un amigo porque pensábamos que Hugo no estaba en condiciones de manejar por lo que le había pasado”, señaló el joven.
Después aseguró que “llegando a Zárate siento que se me revienta la rueda, pude llegar a la estación de servicio y cambiarla. Si no llegaba a la estación, me robaban a mí también”.
Marco confió que en el parador le dijeron que “está pasando todos los días, tres o cuatro veces”. Y le comentaron que “en el carril de Rosario a Buenos Aires ponen miguelitos y de Buenos Aires a Rosario ponen adoquines para hacer detener a los autos y luego robarlos”.
En el final de la nota, Hugo remarcó que “la policía nos dio más explicaciones de lo que no podían hacer, que darnos soluciones. La sensación es que estábamos solos en la autopista”.