En una nueva audiencia imputativa contra Los Monos, volvió a aparecer un submundo de personas que hacen inteligencia de manera inorgánica. Con el fresco antecedente del falso abogado Marcelo D’Alessio, quien había extorsionado a un integrante de la organización para que se deje filmar realizando una declaración de peso político, ahora se sumó una novedosa situación. Un hombre ligado a ese universo y un abogado bonaerense que supuestamente se movía con comodidad entre autoridades legislativas y ejecutivas del anterior gobierno nacional había ofrecido –a cambio de 160 mil dólares– conseguir un beneficio judicial para Vanesa Barrios, la esposa de Ariel Máximo “Guille” Cantero, quien cumplía arresto domiciliario en una casa denunciada como usurpada en Alberdi al 1400 de Funes.
Pero ese supuesto servicio de inteligencia se hizo del dinero y jamás consiguió que la mujer deje de tener tobillera electrónica. La banda narco, para recuperar la inversión hecha, atentó contra inmuebles de un joven condenado por venta de droga que los había puesto en contacto y lo despojaron de una propiedad, dos lotes y una camioneta.
La oscura y pesada trama se conoció en la audiencia imputativa que empezó el jueves y continuó este viernes –luego de un cuarto intermedio– en el Centro de Justicia Penal, cuando los fiscales Federico Rébola y Franco Carbone ventilaron la historia detrás de tres atentados, ocurridos el 18 de julio de 2021 en Mendoza y Matienzo, el 13 de enero de 2022 contra el gimnasio del club Unión Americana de Fisherton, y el 18 de enero de 2022 nuevamente contra un inmueble de Mendoza y Matienzo.
Cantero y Barrios no estuvieron solos en la audiencia. También estuvieron Paula Bay (hija de Vanesa), Julieta Martir (media hermana de Vanesa), Ariel Ricardo Dantur (pariente político de Barrios), Mariana Ortigala y su pareja Sebastián Felipe, supuestos testaferros de Los Monos que están presos desde septiembre pasado por cometer extorsiones a pedido de “Guille”. En medio de la acusación, tal como publicó Rosario3, se dio la insólita situación de que el líder de Los Monos amenazó a Ortigala y fue requisado en la sala donde participaba de la videoconferencia.
De acuerdo a la exposición de los fiscales, mediante esos ataques, Los Monos buscaron cobrar una deuda de 160 mil dólares con el dueño del inmueble de Mendoza y Matienzo, quien además en aquel entonces tenía la concesión del gimnasio del club de Fisherton. El motivo era claro: querían que él respondiera material y económicamente por un engaño que había sufrido Vanesa Barrios, la esposa de “Guille” Cantero.
El engaño, de acuerdo al relato ventilado, fue el siguiente: M.H., la víctima –que nunca denunció las intimidaciones–, presentó a un abogado bonaerense y a un servicio inorgánico de inteligencia ante Barrios y Ortigala, quienes públicamente mantienen una relación de amistad. El abogado y el otro hombre prometieron que con 160 mil dólares podían gestionar mediante coimas a contactos nacionales que le saquen la tobillera electrónica a la esposa de Cantero, quien cumplía arresto domiciliario por estar condenada a 12 años de prisión por narcotráfico en la causa “Los Patrones”.
El abogado y el servicio inorgánico de inteligencia se hicieron de la plata y se esfumaron. No consiguieron beneficio judicial alguno. Y Los Monos, según la imputación, quisieron recuperar la suma de dinero invertida.
Luego de los mencionados atentados que tuvieron lugar entre julio de 2021 y enero de 2022, la víctima de los ataques –recordemos, condenada por narcotráfico también, aunque no por integrar Los Monos– entregó y firmó junto a familiares boletos que asentaban como nuevos titulares de sus inmuebles a Los Monos.
El local de Mendoza y Matienzo pasó a nombre de Mariana Ortigala, imputada desde septiembre pasado por cometer extorsiones para Cantero y su supuesta testaferro. Una Ranger de la víctima pasó a tener de titular a la pareja de Ortigala, a Sebastián Felipe. Pero los inmuebles, de acuerdo a tareas investigativas, fueron utilizados y explotados comercialmente por el entorno de Vanesa Barrios, su hija Paula Bay y su media hermana Julieta Martir.