La balacera que terminó con un doble crimen en la noche de este martes en barrio Tablada, aparentemente, estaba dirigida hacia el pasajero del taxi de San Lorenzo que fue atacado de ocho tiros. El conductor fue identificado como José Luis Assale (63 años) y la otra víctima como Carlos Uriel Acosta (22). Después del hecho, cuatro personas relacionadas con el narcotraficante Alan Funes fueron detenidas, pero no tendrían conexión con los asesinatos.
En la investigación que lleva adelante el fiscal Matías Edery se pudo determinar que en la escena del doble homicidio se incautaron ocho vainas servidas calibre .40. Las marcas de las balas en el Siena blanco coinciden con ese número, ya que los peritos marcaron orificios de arma de fuego hasta la letra H.
Lo que se presume es que el ataque tuvo lugar ni bien el taxi llegó al destino marcado por el pasajero Acosta. Lo que falta conocer es por qué motivo los gatilleros buscaron darle muerte y por qué también tiraron al taxista, que estaba ajeno al hecho, de acuerdo a los primeros indicios.
Lo cierto es que el lugar donde fue la balacera es cerca de la famosa “U” de Tablada, territorio en disputa por las organizaciones de Alan Funes, Fernando “Enano” Morel y Alejandro Núñez, alias “Chucky Monedita”, todos reclusos que lideran sus propias estructuras. Por ese motivo, el fiscal busca establecer si Acosta tenía relación con alguien que integre alguna de esas bandas.
Otro de los datos curiosos fue el llamado al 911 que se dio después del doble crimen, donde una persona apuntó que los presuntos atacantes estaban escondidos en la casa de Leila Schmitt, allegada a Alan Funes, en Ayacucho al 4300. Allí, la joven de 27 años –que fue imputada en enero por amenazar a quienes derrumbaban un búnker de esa organización– fue detenida junto con Uriel G. (18), Carlos D. V. (21) y Ezequiel S. (32), a quienes se les secuestró dos pistolas, una calibre 9 milímetros y la otra calibre .380.
Los cuatro sospechosos quedaron arrestados, pero por la tenencia ilegítima de arma de fuego, ya que los calibres de esas pistolas es distinto al hallado en la escena de la balacera.
Una de las cuestiones a investigar también es si la persona que llamó al 911 buscó "engarronar" a los cuatro jóvenes que terminaron aprehendidos con las armas.