El juez federal Carlos Vera Barros procesó con prisión preventiva a los presuntos integrantes de la banda narco rosarina liderada por Fabián Gustavo “Calavera” Pelozo, un preso del penal de Ezeiza con vinculación con Esteban Lindor Alvarado. Además, trabó un embargo de 700 millones de pesos a cada uno de los acusados.
Pelozo está sospechado de, junto a varios integrantes de su estructura, traer cargamentos de cocaína a Santa Fe a través de bombardeos aéreos. Uno de ellos, de 464 kilos de cocaína, fue secuestrado en San Justo a comienzos de julio, cuando Gendarmería detuvo a los ocupantes de una Amarok en la ruta nacional 11 con la droga, dos fusiles Colt calibre 7.62, dinero en efectivo, dos handies, un GPS y casi 200 cartuchos calibre 7.62.
El recluso, además, está sindicado como el presunto responsable de múltiples maniobras de lavado de activos y de haber sido el instigador de un macabro doble crimen de los mecánicos Silvio Vitullo y Diego Segura, cuyos cuerpos fueron hallados en diciembre de 2022 en Lomas de Zamora. Se presume que fueron quemados vivos, producto de una vendetta que organizó Calavera por el robo de una camioneta de su propiedad que estaba cargada de drogas y lingotes de oro.
Los otros procesados fueron el abogado Gregorio Gómez, Agustina Aylén Ércoli Navarro, Mario Ángel Ércoli Navarro, el barrabrava de Rosario Central Carlos Andrés “Gordo Bichi” Suárez, Daniel Gustavo Marco y Matías Héctor Nicolás Mansilla.
En su resolución, el juez mantuvo la prisión domiciliaria a Agustina Aylén Ércoli Navarro, pareja de Pelozo.
Para la investigación que impulsaron los fiscales Diego Iglesias, Matías Scilabra, Matías Álvarez (Procunar) y Juan Argibay (Procelac), el abogado Gómez tuvo un rol relevante en las “bajadas” de droga ordenadas por “Calavera” Pelozo.
En primer término, Gómez fue defensor particular del recluso en una causa por narcotráfico que se tramitó en la Justicia federal de Salta, por la que recibió una pena de 9 años de prisión. Básicamente, en ese expediente se le atribuyó haber participado en el transporte de 389 kilos de cocaína que fueron llevados desde Salta hasta un galpón de Ibarlucea y desde allí fue secuestrado el 24 de septiembre de 2020 en Ramallo.
Después de recibir la condena, “Calavera” cambió de defensor particular el 14 de diciembre del año pasado, cuando designó a dos abogados rosarinos. No obstante, Gómez visitó en varias oportunidades al interno de Ezeiza en junio de este año, y se presentó como su abogado, cuando no era así, según los indicios recolectados por los investigadores.
El punto planteado por los funcionarios judiciales tiene su razonamiento, que fue explicado ante el juez Carlos Vera Barros: que Pelozo, al ingresar al régimen de presos de alto perfil, tuvo restricción en las visitas y en las comunicaciones, y por esa situación comenzó a utilizar la presencia de Gómez en la cárcel para retransmitir órdenes al resto de la presunta organización.
Para los fiscales, el abogado participó en la “bajada” de 464 kilos de cocaína que Gendarmería secuestró el pasado 1º de julio en una Amarok con dos ocupantes –en la que iban los coimputados Daniel Merlo y Matías Mansilla– en la ruta a la altura de San Justo. El concepto de “bajada” es porque se cree que la droga fue arrojada a un campo desde un avión y luego los ladrillos fueron recogidos en la camioneta.
Por un lado, sostuvieron que en una escucha telefónica del 6 de junio pasado, Pelozo le dijo a su novia Agustina Aylén Ércoli Navarro –también detenida e imputada–: “Necesito que venga Gregorio a verme mañana. Sí o sí”.
Al día siguiente, Gómez quedó registrado como vista del recluso. Se presume que por entonces, el recluso planificaba el transporte de cocaína que iba a llegar a Santa Fe. En el mientras tanto, en la intervención telefónica al barrabrava de Rosario Central Carlos Suárez, obtenidas el mismo 7 de junio, se escuchó lo siguiente: “Estaba hablando con el abogado, viste. Lo fue a ver a aquel. Me mandó hoy que quiere hablar conmigo mañana temprano. Se ve que él le habrá mandado a decir algo y quiere contarme”.
Carlos Suárez, el 8 de junio, también fue escuchado y en una conversación telefónica hablaba de “900 kilos”, que se cree, serían de cocaína a transportar y agregó estar "re nervioso”. Casualmente, de acuerdo a las tareas de inteligencia de Gendarmería, el 9 de junio en horas de la mañana se registró el ingreso al país de una aeronave que estuvo en territorio formoseño por una hora y se fue.
“Hace una hora y media llegué. Salí re temprano anoche”, le comentó Suárez a su pareja en un llamado telefónico. Los indicios hacen suponer a los fiscales de que ese barrabrava habría tenido relación con una posible bajada de 900 kilos de cocaína en Formosa que después fue traída a Santa Fe.
El 15 de junio, el abogado Gómez volvió a visitar a Pelozo, según consta en los registros que tiene la Justicia. Por nuevas comunicaciones escuchadas entre Suárez y su pareja el 18 de junio, el barrabrava canalla le sugirió que no iba a festejar su cumpleaños, que era el 30 de junio, porque debía realizar una nueva operación.
La nueva operación avanzó, a criterio de los investigadores, con una nueva visita de Gómez a Pelozo que se concretó en el penal de Ezeiza el 20 de junio pasado. Seis días después, Suárez comenzó a registrar movimientos con su antena telefónica en la zona de Campo Andino. Y el 30 de junio, el día del cumpleaños del barrabrava, su celular estaba en Colonia Teresa.
El 1º de julio, el día del secuestro de los 464 kilos de cocaína en San Justo, Suárez llamó al coimputado Daniel Gustavo Marco, quien transportaba la droga en la Amarok junto con Matías Mansilla. Marco atendió desde una línea telefónica a nombre de Gregorio Gómez. Se cree que Suárez iba en un vehículo haciendo de “punta” y los otros detrás en la camioneta.
Primero, Suárez le consultó a Marco si había logrado girar en U en la ruta. “Yo estoy acá, a 100 metros del control, en un bar que es todo rosa. Se pueden meter en un pueblito. Ahí buscan algo para dormir y metan la chata ahí. Salimos a la madrugada”, le agregó Suárez.
El lugar que indicó Suárez a Marco y Mansilla para que eviten el operativo era un predio rural situado en La Brava, en San Javier, que es el domicilio de los padres de Gómez, de acuerdo a las tareas de inteligencia llevadas adelante.
Marco, junto con Mansilla, fueron finalmente arrestados por Gendarmería en el mencionado control vehicular, donde además se incautaron dos fusiles Colt calibre 7,62. A Suárez, en tanto, lo aprehendió la fuerza federal el 21 de julio en Grandoli y Gutiérrez junto a otros integrantes de la barra brava canalla.