En una extensa audiencia que se lleva adelante en el Centro de Justicia Penal, el fiscal de Balaceras Pablo Socca acusa a 26 presuntos integrantes de una célula de Los Monos que opera en los barrios Ludueña y Empalme Graneros, en la zona noroeste de Rosario. Se trata de la banda que fue allanada el lunes de la semana pasada en un operativo conjunto entre Gendarmería y la Agencia de Investigación Criminal. Cuatro de los imputados son presos, y tienen peso dentro de la estructura criminal: Andrés “Andy” Benítez, Mauro Javier Gerez, Bruno Escudero y Nicolás Bareiro. Y otro es un policía retirado que a su vez es padre de uno de los cabecillas de la organización narco.
La audiencia comenzó a las 9 de este martes y se prevé que la acusación siga en otra jornada más. El fiscal agravó la imputación a Mauro Gerez, a quien situó según su evidencia como uno de los cuatro jefes de la banda, ya que los otros, de acuerdo a la hipótesis que sostiene, son los reclusos de Piñero “Andy” Benítez –a quien le sumó más hechos–, Julián Aguirre, y Jonatan Ezequiel “Peco” Almada, arrestado la semana pasada en Entre Ríos al 1400 e hijo del policía retirado. No obstante, no descartó que haya otro “cerebro” –aún no imputado– que lidere la organización.
Como dato curioso, el fiscal contó que el seguimiento y la detención de Gerez se dio gracias a que su novia llamó el 22 de mayo a un local gastronómico para pedir una pizza y dio su dirección. Cuatro días después, la Agencia de Control Policial lo arrestó en inmediaciones de Perito Moreno al 1400, en barrio Azcuénaga.
Los imputados son Mauro Gerez, Andrés Benítez, Jonatan Almada, Bruno Escudero, Nicolás Bareiro, Iván Facundo Verdura, Eric Alejo Salles, Gonzalo Leonel Estigarribia, Oscar Jesús Delgado, Nadia Romina Ledesma, Sabrina Belén Díaz, Yuliana Abigail Díaz, Luis Alberto Álvarez, Karina Valeria Álvarez, Sol Milena Álvarez, Alejandro Gabriel García, Marcelo Walter Álvarez, Magalí Florencia Coronel, Jorge Almada (policía retirado), Brenda Roxana Almada, Brisa Denise Almada, Nicole Serena Almada, Federico Martín Franzutti, Pablo Cristian Molina, Mariana Soledad Verón y Caleb Hassan Achaval.
Socca consideró que la presunta asociación ilícita cometió homicidios, balaceras, venta de droga y al menos 40 extorsiones (algunas con ataques a tiros) a comerciantes y otros habitantes de Ludueña y Empalme Graneros. Y que, por la evidencia que recolectó, comenzó a funcionar desde julio del año pasado hasta la actualidad.
Escuchas, tiros y códigos futboleros
En las escuchas reproducidas, los imputados hablan principalmente de actividades vinculadas al narcomenudeo, a la planificación de balaceras, a la intimidación de testigos, a un homicidio perpetrado por la banda el 16 de mayo pasado –cuya víctima fue Mauro Feliciano Fleita– y a balaceras ocurridas en Ludueña.
Uno de los rasgos distintivos de las comunicaciones telefónicas es el uso de códigos para hacer alusión a otras situaciones. Por caso, utilizan el fútbol para sugerir hechos. “Fueron a jugar a la pelota, boludo, al equipito de Minetti. Le pegaron en el pecho, boludo. Le pegaron un pelotazo. Estaba atajando”, le comentó Eric Salles a Mauro Gerez. Ese diálogo fue mantenido el 10 de julio pasado, y según la constatación hecha por el fiscal Socca y su equipo de trabajo, era por una balacera que había dejado a un miembro de la organización herido en el tórax y en la mano derecha. Casualmente, el ataque fue en Felipe Moré en su intersección con Minetti.
Los roles de los “más pesados” de la banda, según el fiscal
Andrés Benítez y Julián Aguirre: desde la cárcel de Piñero ejercen el liderazgo. Imparten órdenes desde su lugar de encierro, a veces de forma directa y otras a través de terceras personas. Delegaron y encargaron tareas a Gerez –cuando este aún no había sido detenido–, que consistieron en reclutar gente para concretar ataques a tiros, y en administrar los búnkeres de la organización.
Mauro Javier Gerez: es el jefe de sicarios de la organización, y uno de los organizadores. Se encarga de balaceras de forma personal, o las planifica para que las ejecuten otras personas. Recluta “soldaditos” adolescentes, algunos de ellos, en el Club Padre Edgardo Montaldo de barrio Ludueña.
Jonatan Ezequiel Almada: otro de los organizadores. “Es el gerente de la empresa criminal”, que se encarga de distribuir la droga para la venta y tiene a su cargo la administración de la plata. Anota los montos que opera cada transa en un cuaderno de anotación y cuenta el dinero con máquinas de contar billetes. Además, debe custodiar los fondos de la banda, las armas y las municiones. También asigna a las personas que van a usurpar inmuebles con el objetivo de usarlos después como “aguantaderos” o búnkeres.
Bruno Escudero: realiza amenazas y extorsiones, organiza balaceras y controla el material estupefacientes que se pone a la venta. También controla la recaudación y es parte del grupo de confianza de Gerez.
Eric Salles: es uno de los encargados de usar armas para balaceras, de decidir dónde esconderlas. También controla la droga que se pone a la venta, su recaudación y tiene un grupo de personas que responden a él a la hora de realizar ataques.
Oscar Delgado y Dan Natanael Cosme Sacco: son quienes retiran el dinero obtenido de las extorsiones que hace la organización. Disponen de armas de fuego y líneas telefónicas para intimidar.
Gonzalo Estigarribia: es el sobrino de Mauro Gerez. Dispone de armas de fuego, colabora con Gerez y con su gente para cometer ataques y participa de extorsiones.
Alejandro García: brinda líneas telefónicas para hacer extorsiones, coordina cuándo y cómo intimidar a las víctimas, e incluso realiza las balaceras para que cedan ante las amenazas. También es quien obtiene información de bandas antagónicas y la comparte con otros miembros.
Nicolás “Cuidu” Bareiro: tiene a su cargo la misión de recabar información de potenciales víctimas, que son sus vecinos, quienes luego son extorsionados o baleados. Se encarga además de usurpar las casas que dejan las personas amenazadas.
Gustavo Raúl “Muqueño” Cabaña: es uno de los presuntos gatilleros de la organización. Se encarga de hacer las extorsiones, usurpa inmuebles de las víctimas y dispone de vehículos y armas para los ataques o intimidaciones.
Marcelo Roldán: es otro de los gatilleros. Es quien transmite personalmente las amenazas a las víctimas con armas de fuego, y dispone de vehículos y armas para todos los planes delictivos de la banda.
Nadia Romina Ledesma: es la ex pareja de Jonatan Almada. Guarda, custodia y oculta parte del armamento de la organización, como así también la plata recaudada por la venta de droga, que es anotada en cuadernos. Su hija, de 15 años, también participa en la comercialización de estupefacientes y en esconder armas y municiones.
Los otros miembros de la banda
De acuerdo a los indicios de la causa, hay tres prófugos con pedido de captura y tres adolescentes –cuya situación depende de la Justicia de Menores– que también son presuntos miembros de la banda. Otros dos integrantes ya fueron asesinados: Cristian Leonel “Larva” Fernández (ejecutado el 12 de abril pasado en Gorriti y Campbell) y Alan Ferrari (maniatado y acribillado el 12 de agosto pasado en Matienzo y Tucumán).
A esas 26 personas que este martes se sentaron en el banquillo se le agregan otras seis que ya fueron imputadas por asociación ilícita en mayo pasado, que fueron Julián Aguirre, Dan Natanael Cosme Sacco, Gustavo Cabaña, Marcelo Roldán, Nahuel Ángel y Jackeline Ángel.