Para el Ministerio Público de la Acusación, la conducta que Gastón Dlugovitzky desplegó sobre avenida San Martín la noche en la que causó el choque que le costó la vida a Fabián Cragnolino era habitual. La fiscal Valeria Piazza Iglesias lo probó este jueves en una audiencia oral y pública en la que el juez Florentino Malaponte resolvió tener por ofrecidas las evidencias de las partes para rendir en el juicio, admitir la acusación formulada y la prórroga de prisión preventiva hasta la realización del juicio, con fecha a confirmar.
Dlugovitzky fue acusado bajo la figura de homicidio simple con dolo eventual. La fiscal, parte de la Unidad de Homicidios Culposos, "solicitó la aceptación del requerimiento acusatorio donde pide la pena de 12 años de prisión efectiva y 10 años de inhabilitación para la conducción de automotores por el abuso en la actividad de conducción verificada, y el decomiso del automóvil Ford Focus con el que se cometió el hecho", informó el MPA al programa Telenoche Rosario (El Tres).
El hecho en discusión fue el día miércoles 6 de marzo de 2019 a las 22.45 aproximadamente en zona de calle San Martín y Garibaldi, cuando el imputado circulaba con un vehículo Ford Focus por avenida San Martín en sentido norte a más de 122 km/h "de forma imprudente y temeraria" y al llegar a la intersección de calle Garibaldi impactó en el lateral del vehículo Renault Kangoo conducido por la víctima, Fabián Cragnolino, ocasionándole la muerte en el lugar. Cragnolino era padre de familia, empleado de Lime y tesorero de la Comuna de Ibarlucea.
Audios demoledores
"Dlugotvitzky sabía que su conducta era peligrosa, temeraria, violenta, que con ella podía matar a una persona", especifó Piazza Iglesias al introducir los audios de WhatsApp restacados del celular del imputado. Con ellos fundamentó la habitualidad en la conducta de parte de Dlugovitzky.
Si bien la defensa del imputado se opuso a la incorporación, Malaponte se lo negó al considerar que todo el procedimiento y peritaje fue ajustado a derecho.
A fines de febrero, pocos días antes del siniestro fatal, envió: "Lo máximo que anduve en las calles es a doscientos clavados, sin frenar en ninguna esquina. Creo que llegué al centro en tres minutos".
En tanto, 3 de marzo a las 18.18 le dijo a una interlocutora: "Estoy yendo a mas de 100 por hora y vos mandándome mensajes, no jodas".
Minutos después, las 18.20, envió otro: "Qué bueno está ir a 130 sin frenar. Tengo que venir bajando a 100 por estas f*** que se cruzan caminando con un perro".
En otra conversación, señala: "Paso a 120 ó 140 rozando espejos y eso es porque no le tengo miedo a la muerte. Si me muero, me muero, sonó agrandado pero es la verdad, no hay nadie como yo en ese sentido".
Desprecio por la vida
Para la Fiscalía, del análisis de ese contenido "se desprende claramente el desprecio por la vida humana, partiendo el desinterés por su propia vida".
"El razonamiento es simple. Gastón Dlugotvitzky sabía que su conducta era peligrosa, temeraria, violenta, que con ella podía matar a una persona. Sin embargo, ello no fue suficiente para que este deponga su conducta toda vez que no le importaba perder su propia vida, lo que nos permite inferir que mucho menos le iba a valer la vida ajena, es decir, él mismo se coloca en la acción típica, antijurídica y culpable y en la figura del dolo eventual, asumiendo una conducta como probable en su realización y no importándole su concreción y por ende el resultado", concluyó la Fiscalía.
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