Graciela Paulina Carrizo, la mujer que fue asesinada de dos tiros en la tarde de este domingo en barrio Molino Blanco, en la zona sur de Rosario, aparentemente fue una víctima “por error” de los sicarios. Merendaba con su familia en los bancos de cemento que hay en el lugar, cuando sufrió algunos de los disparos dirigidos a Jonatan Nicolás Schneider, la otra víctima fatal.
Carrizo sufrió heridas de arma de fuego en el cráneo y en el cuello al cubrir a una de sus nietas que estaba junto a ella. Fue llevada al hospital Roque Sáenz Peña y luego fue derivada al Clemente Álvarez (Heca), pero nada pudieron hacer los médicos para salvarla.
Según contó su hija, Yoana, en contacto con el programa De boca en boca (Radio 2), Graciela estaba con sus dos nietas –una hija de Joana y una sobrina– y el novio de una de ellas, tomando mate cuando pasaron a los tiros. Fue a las 15, "con un sol impresionante, toda la gente afuera, un montón de chicos en la plaza jugando a la pelota".
"Mi mamá lo único que alcanzó a decir fue que se tiren al piso, y cayó arriba de mi nena, de las piernas de mi hija", reconstruyó Yoana, entre lágrimas.
El principal objetivo de los disparos era Schneider, quien fue acribillado de quince tiros mientras se desplazaba en bicicleta. Según los datos que tiene el fiscal de Homicidios Dolosos Gastón Ávila, los gatilleros abrieron fuego desde una moto.
Schneider tenía 17 heridas de arma de fuego, de acuerdo a las tareas hechas por el gabinete científico de la Agencia de Investigación Criminal.
Con este doble homicidio, en el departamento Rosario hubo 199 crímenes en lo que va del año, según datos del Observatorio de Seguridad Pública.