A una semana de la salida de personal de Gendarmería del Club Reflejos, retirada que se vio reflejada en un informe en 12 a 14, un taller mecánico y gomería cercano a la institución fue blanco de disparos alrededor de las 20 del miércoles.
Poco después, prácticamente a la vuelta, una vivienda de Juan B. Justo al 5400 (ex 2300) recibió nada menos que 17 disparos, uno de los cuales le quitó la vida a un perro.
El operativo a raíz de esta última balacera arrojó siete detenidos. Se prevé que cuatro de ellos sean imputados –en principio– por la portación compartida de tres pistolas.
Los detenidos, entre los que se mencionó a dos adolescentes de 16 años, se movilizaban en un viejo Peugeot 504 que fue visto por testigos de la balacera en Juan B. Justo. El auto fue interceptado en Garzón al 1600 bis, a la altura de Sorrento.
Pero el dato que llamó la atención de los investigadores es que entre las personas arrestadas se encuentra un hombre relacionado con el taller de motos antes mencionado, ubicado en Génova al 2300, que incluso llegó a entrevistarse con los policías que llegaron al local baleado.
Por otro lado, trascendió que el habitante de la vivienda de Juan B. Justo al 2300 venía sufriendo amenazas, al igual que su familia, desde hace un mes. Desde WhatsApp o Messenger, desconocidos lo intimaban a que abandonara la casa, o de lo contrario iban a atentar a tiros. Un anuncio que se cumplió y, además, acabó con la vida del perro caniche de la casa.
Ocho días atrás, los gendarmes que habían llegado al club Reflejos –Génova al 2400– se retiraron abruptamente, según confió Marcelo Antonelli, el encargado de la institución que albergó a la fuerza en el marco del desembarco que sobrevino tras el crimen del niño Máximo Gerez en marzo.
Según el titular del club, la fuerza federal “había llegado a restablecer la paz en toda la zona", una aseveración que, a todas luces, parece haber referida al pasado reciente y no al ahora. El miércoles, a raíz de las dos balaceras cercanas, el club debió suspender la actividad nocturna.
