El jefe de la comisaría 10ª, uno de los subjefes y cuatro policías más fueron detenidos este jueves en un allanamiento ordenado en el marco de presuntas irregularidades en la detención de dos personas que supuestamente habían baleado dos casas. Los uniformados quedaron también sospechados de dejar operar en la zona –mediante coimas– a la banda narco constituida principalmente por la familia de "Ema Pimpi" Sandoval, asesinado en 2019. En la casa del comisario se incautó un arma sin papeles y cerca de 290 mil pesos.
Los uniformados aprehendidos por la Agencia de Control Policial son el comisario Gerardo M., el subcomisario Sebastián O., Walter G., Juan Pablo S., Héctor D. y Natalia S. Serán imputados, en principio, la semana que viene por el fiscal Federico Rébola de la unidad de balaceras por los delitos de incumplimiento en los deberes de funcionario público, cohecho y falsedad ideológica de instrumento público.
Las balaceras existieron. Las víctimas en un primer momento señalaron a Tomás G. y Andrés Adrián G. como los autores. Una de ellas aseveró que el motivo por el cual habían atacado a tiros su casa fue porque se había negado a vender droga para su organización. Los dos denunciados fueron detenidos por personal de la comisaría seccional décima, fueron imputados por el fiscal Federico Rébola y quedaron en prisión preventiva efectiva.
La causa tuvo luego un giro de 180 grados, cuando la abogada de las víctimas se acercó al fiscal y le dijo que sus clientes querían volver a declarar porque habían mentido al denunciar a Tomás G y Andrés G. –lo que se constituye con un delito, el de falso testimonio–. Efectivamente, contaron ante el funcionario judicial que habían señalado a esas dos personas por una promesa de dinero y droga por parte de la banda de la familia de Emanuel "Ema Pimpi" Sandoval, asesinado en octubre de 2019 en La Florida.
Tras las nuevas declaraciones, el fiscal ordenó secuestrar el libro de ingresos y egresos de la comisaría. Allí, figura un horario de entrada de Tomás G. y Andrés G. que no coincide con la incidencia reportada de las detenciones a través del 911. Posteriormente, fueron citados dos de los policías que figuran en el acta del procedimiento y uno de ellos afirmó que no podía ratificar ese documento porque describía situaciones que no habían ocurrido.
Para sorpresa del fiscal, en la comisaría 10ª no hay cámaras. Sí había hasta la muerte de la bibliotecaria María de los Ángeles Paris, pero desde entonces no hubo más dispositivo que pueda captar imágenes del interior de la seccional.
Por si fuera poco, algunos de los agentes bajo investigación tenían declarado un domicilio en el que no vivían. E incluso no había precisiones de dónde prestaban servicios en la actualidad. En el caso de uno, figuraba en El Trébol, aunque al momento del arresto fue encontrado en Rosario.
En la casa del comisario Gerardo M. se secuestró un arma de fuego sin papeles y cerca de 290 mil pesos.
Uno de los seis policías que fue detenido este jueves no había sido encontrado en la seccional, se presentó ante la ex división de Asuntos Internos y dijo que estaba en la facultad y que había perdido el celular.
Una cuestión curiosa también fue que al momento del operativo en la seccional, hubo dos balaceras vinculadas a la banda de los Sandoval. Una fue en Esquivel al 1300 y la otra en Calvo y Gallardo, donde un hombre resultó herido de arma de fuego.
Casualmente, los uniformados aprehendidos también están bajo sospecha de connivencia con la banda de los Sandoval mediante coimas. De hecho, en este hecho están investigados de haber recibido dinero para llevar a la comisaría a las dos mujeres para que declaran contra Tomás G. y Andrés G., miembros de una organización rival.