Al filo de la medianoche del sábado, en el peaje de General Lagos, en la autopista Rosario-Buenos Aires, un perro entrenado para detectar drogas se arrebató al olfatear un camión cargado de porotos, cuyo viaje había comenzado en Salta y tenía como destino la provincia de Buenos Aires.
El olfato del animal, que pertenece a Gendarmería Nacional (GNA), no estaba equivocado. Camuflados entre las 35 toneladas de legumbre, la fuerza federal detectó unos 427 kilos de cocaína. El chofer, un santiagueño de 35 años, quedó detenido para ser indagado por la Justicia Federal de Rosario.
La interceptación del cargamento de valor millonario, según fuentes de la fuerza federal, surgió en el marco de un control preventivo. Primero, los gendarmes solicitaron documentación, que estaba en regla. La novedad surgió cuando el perro de la fuerza se mostró exaltado en una breve recorrida en torno del utilitario.
Así las cosas, el personal de GNA descubrió que entre las bolsas de arpillera llenas de porotos, que habían sido cargadas –según la carta de porte– en una localidad salteña ubicada cerca de la frontera con Bolivia, había unos catorce bultos celestes que resultaron contener ladrillos de cocaína. La carga, en teoría, tenía como destino la localidad bonaerense de Tapiales, en el partido de La Matanza.
El análisis arrojó que los 400 ladrillos pesaban 427 kilos. La causa quedó en manos de la fiscal Adriana Saccone, titular de la Fiscalía Federal N.º 3 de Rosario. El camión con su cargamento y el chofer quedaron a cargo de la “Agrupación Especial de Despliegue Rápido Miguel Martín de Güemes”, que posee un predio en la zona norte de Rosario.
Rosario3 consultó a fuentes federales que indicaron que el ladrillo de cocaína ronda los 7 u 8 mil dólares. Ello en la plaza callejera, lo que supondría, en este caso, un cargamento de poco más de 3 millones de dólares. Sin embargo, los investigadores suponen que el material era de “exportación”, lo que supondría valores distintos.