El cura Eduardo Lorenzo, acusado de abusar de cinco adolescentes en La Plata y que se suicidó el lunes pasado, había decidido hacerlo cinco días antes, el 11 de diciembre, cuando escribió la carta de despedida encontrada junto a su cuerpo.
La decisión del sacerdote fue tomada el mismo día en que salió el resultado de las pericias psicológicas que determinaron que tenía una "personalidad psicopática perversa" y no luego de que la jueza Garmendia ordenara detenerlo.
Lorenzo, ex capellán del Servicio Penitenciario bonaerense, se suicidó de un balazo en el pecho en una dependencia de Cáritas de La Plata, donde se alojaba luego de que le concedieran una licencia.
"Se encontró una carta donde fue hallado muerto Lorenzo, una misiva que está siendo periciada", confirmó a la agencia Télam una fuente judicial, que detalló que la nota "está encabezada como «Carta de despedida»".
La fuente precisó que la carta escrita por Lorenzo "está fechada el 11 de diciembre", es decir muchos días antes que la jueza de Garantías platense, Marcela Garmendia, ordenara la detención del cura, medida que se creyó había motivado al sacerdote quitarse la vida.
"El 11 de diciembre último se conocieron los resultados de la pericia psicológica", apuntó el investigador quien detalló que la carta "es breve" y se refiere a las denuncias en su contra calificándolas de "mentiras".
La orden de detención de Garmendia, que en principio no se iba a efectivizar por estar pendiente un planteo de eximición de prisión de su defensa, se conoció el lunes 16 de diciembre pasadas las 14 y poco después, se estima que entre las 16 y las 18 aproximadamente, Lorenzo se efectuó un disparo en el pecho que lo mató en el acto.
"Usó un arma bastante antigua, un pistolón que no está registrado en la Agencia Nacional de Materiales Controlados (ex Renar), pero que es probable haya tenido algún registro provincial", informó la fuente.
El informe pericial efectuado a Lorenzo, y que lo llevó a escribir esa carta , determinó que "posee una personalidad con características de manipulación y elevado autocentramiento y egocentrismo, con escasa autocrítica y autobservación impregnada de rasgos nacisísticos".
"Su organización psíquica resulta compleja y una imagen de sí mismo grandilocuente, que encubre una personalidad psicopática perversa", precisa el informe pericial al que accedió Télam.
Y continúa: "Narcisista, con afectividad poco empática, ausencia de sentimientos de angustia o culpa y fallas estructurales en la mediación simbólica de la satisfacción de sus impulsos podrían redundar en conductas regresivas en el ámbito de su intimidad"
Ante los peritos, Lorenzo aseguró que "no soy un ángel, no me cuesta enojarme", pero en ningún momento reconoció que su desempeño sacerdotal haya sido objeto de cuestionamientos por los motivos que se le imputaban y procuró destacar el buen vínculo con las familias y los hijos de estas que concurrían a las parroquias donde se desempeñó.