La División de Homicidios de la Agencia de Investigación Criminal detuvo este martes a un hombre que estaba prófugo por estar sospechado de haber sido uno de los autores del crimen de Máximo Jerez, el nene de 12 años que quedó en medio de una balacera contra un búnker ubicado en el asentamiento "Los Pumitas" de Empalme Graneros. Se trata de la sexta persona detenida en el marco de la investigación que lleva adelante el fiscal Adrián Spelta, que el próximo jueves lo llevará a audiencia imputativa.
El detenido fue identificado como Nicolás T., a quien no habían podido hallar en los primeros allanamientos de la investigación que se realizaron en la zona de Juan B. Justo al 6300 (ex 3100). En esa oportunidad los agentes habían secuestrado 514 municiones de distintos calibres, 15 cargadores y siete teléfonos celulares.
En ese operativo el objetivo era dar con el sospechoso que logró escapar y permaneció prófugo hasta este martes, cuando fue encontrado en el mismo domicilio que se había allanado un mes atrás.
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— Rosario3.com (@Rosariotres) April 18, 2023
De acuerdo a las tareas llevadas adelante por el fiscal Spelta, Nicolás T. habría sido uno de los ocupantes del Honda Civic desde el que dispararon contra el búnker de "Los salteños" en la madrugada del 5 de marzo pasado, hecho en el que fue asesinado Jerez y resultaron heridos otros tres menores.
En concreto, los investigadores ubican al detenido dentro del auto del que salieron los disparos junto a Oscar C., y Nicolás Ariel C. ambos ya imputados por homicidio y tentativa de homicidio. En tanto que los otros detenidos son Gustavo B., Esteban M., y Alejandra Fabiana R., imputados por encubrimiento agravado.
Por la causa ya fueron imputados los hermanos Maximiliano Oscar Castillo (24 años) y Nicolás Ariel Castillo (25), considerados los presuntos coautores del ataque. Según apuntaron investigadores policiales, son primos de Alex “Arañita” Ibáñez (22), un preso de la cárcel de Piñero cuya celda fue requisada por esta causa.
Ibáñez, según testimonios que son materia de investigación, lidera desde la cárcel una presunta banda narco que disputa a tiros el territorio con la organización “Los salteños”. Es quien, se presume, podría estar detrás de la instigación de la balacera contra el búnker que terminó en el crimen y disparó una crisis institucional que llevó a un nuevo desembarco de fuerzas federales. No obstante, por el momento no está formalmente acusado.
El fiscal ubicó a Maximiliano Castillo como conductor del Honda Civic negro con vidrios polarizados que fue utilizado para la balacera ocurrida en Cabal al 1300 bis en la que murió Jerez y otros tres menores resultaron heridos. En tanto, a Nicolás le atribuyó haber estado dentro del auto al momento del hecho.
Dentro del plan criminal, según Spelta, también participaron Alejandra Fabiana Rodríguez (50 años) y sus hijos Gustavo Nicolás Borda (22) y Esteban Ezequiel Marengo (30). Es porque en el domicilio familiar, situado en Campodónico al 3200, en barrio Godoy, fue secuestrado el Honda Civic negro usado para la balacera mortal.
Un dato clave para el fiscal es que dentro del Civic incautado en la casa de Rodríguez, Borda y Marengo había documentación que acreditaba que el auto era de los hermanos Castillo. Y, casualmente, a los hermanos Castillo se les secuestró la llave del vehículo un día después.
Si bien a Rodríguez, Borda y Marengo se les atribuyó el delito de encubrimiento agravado en carácter de coautores, no se descarta que hayan tenido un nivel de participación más elevado, ya que Alejandra es esposa de Gustavo Marcelo Borda, un preso de Piñero que comparte pabellón con Alex “Arañita” Ibáñez.
Borda tiene 51 años, es taxista y fue condenado en septiembre del año pasado a la pena de 5 años y 6 meses de prisión por haber sido considerado partícipe necesario de un homicidio ocurrido en septiembre de 2020 en la zona oeste. Puntualmente, fue el encargado de transportar a los sicarios de la presunta banda de Ibáñez para perpetrar la balacera que, por error, mató a Ticiana Espósito, una adolescente de 14 años que recibió un tiro en la cabeza mientras lavaba los platos en su casa, que quedaba pegada a la propiedad que pretendían atacar.