Fue una madrugada agitada la de este sábado en el Fonavi Parque Oeste, donde por enésima vez la Justicia libró allanamientos en una causa por narcomenudeo. Todo terminó con cinco demorados a disposición de la Fiscalía. Entre ellos, un integrante del afamado clan de apellido Tripi, ligado desde hace años a la venta de drogas en ese complejo de viviendas. En tanto, un viejo conocido de las crónicas policiales quedó complicado por la tenencia de una pistola .22. Se trata de Emanuel Suárez, condenado en la década pasada como partícipe del crimen del barra leproso Roberto “Pimpi” Caminos.

Según indicó el Ministerio de Seguridad, los 18 allanamientos realizados por la Tropa de Operaciones Especiales (TOE), Asuntos Internos y grupos tácticos tuvieron lugar en Riobamba al 5700 (dos domicilios), Cerrito al 5500 (tres domicilios), Avellaneda al 4500, Rouillón al 2100, Manuel González al 3200, Pedro Lino Funes al 2100 y  2400 (tres domicilios), Rouillón al 1400 y Forest al 7600, Barra al 2200, Italia al 2100, Olavarría al 900 bis, y Rouillón al 2000.

Los investigadores arrestaron a M. Tripi, integrante de bajo perfil de una conocida familia ligada al delito en los monoblocks de la ex Quinta Luciani, hoy Parque Oeste.

En marzo pasado, la Policía Federal había detenido a uno de sus hermanos, Alan, en un expediente por tráfico de droga que investigó una serie de minimarkets en la zona oeste. Leonel, otro de sus hermanos, fue asesinado el pasado 27 de febrero en Cerrito y Teniente Agneta, en un caso del que no se conocen avances. El cabecilla de este clan, Iván Tripi, está preso desde el año 2020 purgando una condena a siete años por tráfico de estupefacientes. Y Diego, otro integrante de la familia, está detenido en forma preventiva por una causa de amenazas y portación de arma.

Según dijeron fuentes del caso a Rosario3, a M. Tripi no le encontraron drogas pero sí a un vecino que intentó descartar 210 bochitas de cocaína –104 gramos– tirándolas por la ventana al momento de ser allanado. La sospecha es que el vecino hacía de guarda del pequeño “bagayo” de la droga a pedido del clan Tripi.

Además, en un departamento del Fonavi la TOE allanó a Ema Suárez, quien ya pagó seis años de condena como partícipe secundario del crimen del barra Pimpi Caminos, cometido hace 14 años. A Ema sólo le encontraron una pistola .22 que, dijo, era para “protegerse”, indicó un vocero policial. Y no estaría ligado a la causa por narcomenudeo.

Hay otros tres demorados a disposición del fiscal Franco Carbone, que interviene junto con la Fiscalía de Microtráfico en conjunto con la Procunar (Procuraduría de Narcocriminalidad), del fuero federal. Se prevé que al menos tres inmuebles sean derribados en el corto plazo –autorización judicial mediante– por estar considerados búnkeres o aguantaderos.

También, se mencionó el secuestro de sustancias de “corte” para estirar y bajar la calidad de la cocaína (670 gramos) y balanzas de precisión.

“La investigación se inició a partir de distintos hechos de violencias altamente lesivas vinculados con el clan Tripi, entre ellos, amenazas recibidas por el gobernador Maximiliano Pullaro”, señalaron voceros judiciales.

Vale recordar que a comienzos de año, un allegado al clan Tripi fue incriminado  en un procedimiento trucho de policías que le plantaron tres armas habían sido utilizadas en al menos seis balaceras que causaron conmoción pública.

El escándalo salió a la luz, al menos en forma parcial. Los tres uniformados terminaron detenidos y están presos. Pero no se conoce, al menos judicialmente, quien instigó el complot. Y la investigación no mostró avances respecto de por qué personal policial estaba en posesión de tres pistolas calientes.