Es asombroso pensar que el covid 19 apunta sus flechas mortales al núcleo básico de nuestro metabolismo como es la respiración, comprometiendo nuestra capacidad pulmonar. Me llama poderosamente la atención la “puntería” certera que puede desmantelar el sistema aéreo, sin el cual todo el organismo entra rápidamente en crisis. Vamos conociendo las instancias, características y procesos de este virus, con todas sus consecuencias y que tiene amenazada sólo esta parte de la biósfera que somos los humanos; esto también da que pensar.
Otra situación asombrosa que nos afecta particularmente a los habitantes de Rosario y zona y que apunta, igual que el virus, a nuestro sistema respiratorio negándonos, como otra “cuareterna” de incendios imparables, lo que más necesitamos: el aire puro.
Cuentan que un señor muy mayor fue internado de urgencia y que tuvieron que proporcionarle oxígeno; la recuperación fue rápida, pronto le dieron el alta. Cuando pudo ver la factura del sanatorio le impactó mucho que le cobraran una suma importante por el oxígeno que había recibido sólo por tres días. El tema lo siguió inquietando y se puso a calcular cuánto le habría costado si le hubieran cobrado lo que respiró en cada minuto de sus numerosos años. No existe fortuna que pudiera pagarlo.
El oxígeno, lo sabemos, es la vida del universo. Lo necesitamos todos y cada uno de los habitantes de nuestra biósfera para seguir viviendo. Se sabe también que podríamos pasar treinta días sin comer, sólo tres días sin agua y no más de tres minutos sin respirar. La Biblia nos relata que cuando Dios crea al ser humano de barro, sopló en su nariz y entonces tuvo vida.
El “soplo” de Dios es el Espíritu, la Energía, el Amor. Así como el oxígeno el Amor sostiene el Universo y lo estrena cada día…y gratis. Aire puro, re-creación, Tierra sin Mal.