Toda pérdida importante en nuestra vida nos deja el vacío y la nostalgia; de allí que apelamos enseguida a la memoria para intentar retener por un momento más lo que sabemos que no vuelve. Y hoy la tecnología de avanzada nos regala una memoria extendida que nos hace sentir que todo sigue vivo.
Algo de esto, en alguna medida, nos está pasando a todos con la partida de Diego Maradona. Queda, sin embargo, su legado… Y aquí mi reflexión se parcializa y se concentra, por ejemplo, en esa constante de gestos solidarios de Diego, que se van encendiendo en los testimonios como aquellos “fueguitos” de Galeano que brillan por todas partes.
¡Y este es el mejor legado! De acuerdo al dicho popular que “cuando nos vamos de aquí dejamos lo que tuvimos y nos llevamos lo que dimos”. Nostalgia y legado que podemos asumir vivamente todos para seguir multiplicando gestos y para replantearnos las condiciones de vida de quienes más sufren y necesitan.
En esto aparece también el “legado” de Maradona: lo vimos sumándose a las causas y líderes Latinoamericanos que apuntaron a las Alternativas Necesarias. Lo descubrimos sensible a las condiciones difíciles de deportistas de todas las disciplinas. Como así también nos impresionó su claridad para enfrentar a los “poderosos” de los “grandes negocios”, asumiendo el lugar y la defensa de los postergados.
Como nos recomienda también el Papa Francisco en su discurso a los jóvenes que participaron en el evento por una Nueva Economía: ”Necesitamos una cultura económica capaz de hacer germinar sueños, hacer florecer esperanzas, estimular la confianza, envolver heridas, tejer relaciones, para resucitar un amanecer de esperanza, para aprender unos de otros, para crear una imagen positiva que ilumine las mentes, caliente los corazones, devuelva la fuerza a las manos e inspire a los jóvenes la visión de un futuro lleno de paz y alegría.
Asumiendo con generosidad este desafío seremos también capaces de dejar un valioso legado personal y comunitario, para seguir nuestra búsqueda de “La Tierra sin Mal”.