La primera semana después de la elección de Javier MIlei fue de lo más confusa, con un ir y venir de nombres que se suben y bajan de puestos en el gabinete. Todo demasiado improvisado y dirigido por personas con escasa experiencia en política. El mileimacrismo es una alianza de emergencia que se armó para ganar el balotaje. Apenas si hubo tiempo para acordar la fiscalización de la elección y pocas cosas más.

Ahora que ganaron llegó la hora de la verdad. El presidente electo primereó con algunos nombres que no accedió a mover a pesar de las presiones de Macri. Diana Mondino en Relaciones Exteriores, Francos en Interior, a Cúneo Libarona lo mandó a sacarse la foto con la Corte Suprema como para dejar en claro que Justicia no estaba en discusión.

Las cosas cambiaron con la botonera de la economía. Ahí sí Milei cedió puestos críticos a Mauricio Macri, que a la vez habilitó la participación al aliado no declarado, Juan Schiaretti, que además de poner gente suya al frente de Ansés y Transporte, mandó emisarios a provincias vecinas a ofrecer lugares de gestión.

En esa reculada Milei perdió a Emilio Ocampo. El ideólogo del plan de dolarización renunció a la presidencia del Banco Central cuando vio que Macri imponía a Luis Toto Caputo. Se menciona a Caputo como ministro de Economía, pero no hay que descartar que su destino sea el Banco Central. En el tembladeral de nombres sin confirmación, este sábado también cayó el reemplazante de Ocampo, Demian Reidel, que como Caputo es otro miembro del "mejor equipo de los últimos 50 años", como le decía Macri a su elenco de colaboradores.

La irrupción de Patricia Bullrich en Seguridad también conlleva ruidos. La excandidata acordó directamente con Milei su ingreso al gobierno, lo que enojó a Macri, no tanto por la demostración de autonomía como por el hecho de que es la presidenta del PRO y, entiende, debería mantenerse distancia. Por si vuelven a pasar cosas…

Eso que a Macri lo hizo mascullar bronca en privado, el gobernador electo de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, lo dijo con todas las letras: “Si Bullrich es funcionaria no puede seguir siendo presidenta del partido” y reiteró que “el mandato de la sociedad no fue para cogobernar”.

En este punto es donde se hace difícil traducir una idea clara de hacia dónde va Juntos por el Cambio, si es que sigue existiendo como tal y qué tiene en la cabeza Mauricio Macri, la figura determinante de esa coalición.

Viendo los movimientos en el futuro gabinete, la aparición de Caputo, Bullrich, el ingreso de Schiaretti, todo indica que Macri condiciona a Milei y se prepara para cogobernar. La idea de que un grupo de fondos de inversión traiga 30 mil millones de dólares, a un costo que nadie conoce, y que serían la garantía para desactivar la bomba de leliqs, tiene su firma y espalda. 

En definitiva, ¿Macri está apuntalando la gobernabilidad de un presidente y una fuerza política raquítica, inexperta y desordenada, o lisa y llanamente quiere cogobernar? Es importante hilar fino en este punto, porque a simple vista parece lo mismo, pero no lo es. Cuando las cosas se pongan espesas, cuando haya problemas para el gobierno, una cosa es que en la trinchera haya unos funcionarios que asumieron responsabilidades “convocados de forma individual” y otra muy distinta tener el respaldo institucional de una fuerza política.

Al PRO le inquieta la participación directa de Bullrich porque involucra institucionalmente al partido en la suerte de un Milei al que ninguno termina de confiarle. Por ese motivo no habría que dar por confirmada a Bullrich hasta que lo haga Milei. 

Los límites del apoyo de Macri

 

El apuntalamiento de Macri a Milei consiste en poner a Caputo y el plan para desactivar las Leliqs, lo que incluye la presidencia del Banco Central y cajas relevantes para el manejo de la economía; el Ministerio de Seguridad y la ubicación de Cristian Ritondo en la presidencia de la Cámara de Diputados.

Macri opera en varios planos a la vez. Por un lado apuesta a la sobrevivencia de Juntos por el Cambio, a pesar de las profundas heridas que dejó su abrazo a Milei después del 22 de octubre. 

Por el otro, puso operadores de su confianza a la tarea de ensamblar los 38 votos que tendrá La Libertad Avanza en Diputados con los del PRO. Dan por sentado que el sector de la UCR alineado con el mendocino Alfredo Cornejo estará muy cercano a ese núcleo duro con el que contará Milei, mientras que el sector Evolución, referenciado en Martín Lousteau, y entre los que cuentan a Pullaro, y otros mandatarios, a veces apoyará y otras no, tema por tema. 

A esa suma le faltan entre 15 y 20 votos para alcanzar el quórum de 129, que confían en conseguir, según el tema, con el apoyo de diputados que respondan a bloques sueltos o que responden a gobernadores del peronismo.

Los mandatarios de Juntos por el Cambio, entre ellos Maximiliano Pullaro, también están jugados a la continuidad de la alianza. Lo dejaron en claro en el encuentro que hicieron la semana que pasó, en Buenos Aires.

La prioridad de ellos es cuidar los intereses de sus provincias y evitar que las tensiones por el armado y las políticas del futuro gobierno les fisure las alianzas provinciales con las que llegaron al poder.

En el documento surgido de esa reunión le dijeron a Milei que tendrán una estrategia común de negociación con el gobierno central, que van “a contribuir a la gobernabilidad en la Argentina, pero también van a controlar la gestión del futuro gobierno". Y que si bien coinciden “en la necesidad de profundas reformas”, usarán su fuerza parlamentaria para “frenar a cualquier iniciativa que atente contra el federalismo y contra lo que consideramos que no está bien para la Argentina”.


Palabras envenenadas

El Congreso será uno de los teatros de operaciones centrales a partir de diciembre, en el sentido de que cualquiera de las privatizaciones o reformas que Milei prometió requieren aprobación legislativa y ninguna fuerza política está cerca de la mayoría. 

El otro teatro de operaciones será la calle. El mismo domingo a la noche de la victoria, el presidente electo dijo que su plan generará "resistencia" y que "en esta nueva Argentina no hay lugar para los violentos ni para los que violan la ley para defender sus privilegios". “Dentro de la ley todo, fuera de la ley nada”, advirtió a quienes “resistan”, cuando en realidad la primera responsabilidad para con ese mandato es de las fuerzas del Estado.

Macri subió la apuesta días atrás: "Los jóvenes no se van a quedar en casa si estos señores empiezan a tirar toneladas de piedra”. “Entonces los orcos van a tener que medir muy bien cuando quieran salir a la calle a hacer desmanes". Varias cosas a la vez. La primera frase suena a llamado a armar grupos de choque. La calificación de manifestantes como “orcos”, explicita el desprecio social y una concepción clasista y de superioridad. Los orcos de la novela de Tolkien popularizados en la saga El señor de los anillos son seres no humanos, feroces, no pensantes, con los que solo cabe combatir y matar. En ese reportaje Macri revisitó lo peor del vocabulario y la brutalidad de la derecha rancia del pasado, a años luz de las derechas modernas que en el pasado pretendió encarnar.

La terminología que se usa, el desprecio a ciertos sectores de la sociedad, la estigmatización, por menores que parezcan, generan climas de época y habilitan situaciones que pueden ser muy dolorosas y desagradables. El universo LGTBI+, personas con discapacidades y otras minorías han vivido con mucha angustia este proceso electoral y lo que viene. Personajes menores de La Libertad Avanza han dicho y dicen cosas sobre esos sectores de la sociedad que no son propias de un ideario liberal, y que se animan a ponerlas a circular con desenfado porque personalidades nada menores las habilitan y legitiman.


Nombres y expectativas

 


Pablo Javkin y Maximiliano Pullaro se entusiasmaron con la llegada de Bullrich a Seguridad por una razón práctica: conoce el problema y no hay que explicarle nada. 

Hay otros nombres que generaron expectativas, en especial en el primer piso de Buenos 711. Es el del cordobés Franco Mogetta, que se hará cargo de Transporte.

Mogetta es el actual secretario de Transporte de la provincia de Córdoba, funcionario de Schiaretti y compañero de batallas de rosarinos y santafesinos contra la distribución inequitativa de los subsidios. “Si cuando se siente en el cargo no se olvidó de la tonada cordobesa, es una gran oportunidad de repensar todo el sistema por el que hace tantos años que se viene batallando”, ironizó un funcionario rosarino.

Javkin, Alberto Ricci de Villa Gobernador Gálvez y otros intendentes, presidentes comunales y legisladores fueron a Santa Fe a la convocatoria de Maximiliano Pullaro. Los recibió junto con los futuros ministros Fabián Bastía (Gobierno) y Pablo Olivares (Economía) y la vicegobernadora Gisela Scaglia, que crece en presencia institucional y política dentro del gobierno entrante. Pullaro puso en aviso del estado de situación con el que la provincia arrancará 2024. Se habló de déficit, deudas con municipios y contratistas, un 10% más de planta de personal en cuatro años y explicitó algunos de los proyectos de ley que pedirán tratar en las primeras semanas de gestión.

Noticias malas, pero al fin de cuentas resultado de un gobierno que se armó con tiempo y llega con una idea muy aceitada del estado de cosas. Nada que ver con el trajinar de nombres, renuncias y cambios que se suceden en el gobierno nacional a veinte días de asumir.