Que había disparidad de criterios para resolver cuestiones de gobierno, dentro de la fórmula presidencial, es una evidencia que antecede a las Paso del 12 de septiembre. El recurso de las alianzas entre viejos conocidos que deciden darse una nueva oportunidad, cuando el recupero del poder está en juego, lleva implícita una condición ineludible: la cuerda sonará afinada siempre que el público apruebe el reportorio. Las Primarias del 12 de septiembre aceleraron los tiempos y al igual que la bajante del río, dejaron al descubierto las ya conocidas desavenencias entre Alberto Fernández y Cristina Fernández. Los “funcionarios que no funcionan” tomaron nombre y apellido y a 60 días de las Generales, las caras largas dieron paso a las palabras cruzadas.
En la primera semana posterior a las Paso, la Casa Rosada fue un hervidero: funcionarios que entraban y salían. Viejos referentes que volvieron a reunirse con el presidente, rumores de renuncias, renuncias confirmadas, acusaciones de parte de la oposición sobre supuestas actitudes golpistas, audios curiosamente “filtrados”, publicaciones presidenciales en redes marcando el territorio y hasta una carta de la vicepresidenta aclarando, desmintiendo y desnudando las fallas internas de la amalgama de gobierno que asumió 99 días antes del comienzo de la Pandemia. Y finalmente los drásticos cambios en el Gabinete de ministros el viernes a última hora.
“Estamos pendientes para ver cómo se resuelve el conflicto entre el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, que quedó explicitado con la carta publicada el jueves en redes sociales. Todo quedó atrapado en una misma dinámica y la contundencia de los resultados adelantó los tiempos de la discusión”, dijo en diálogo con Rosario3, el politólogo Julio Burdman, titular de la consultora Observatorio Electoral que sí acertó los resultados de las Paso del 12 de septiembre.
Y si bien aún siguen replicándose los audios supuestamente filtrados, de la diputada Fernanda Vallejos (Frente de Todos), con insultos y descalificaciones al presidente de la Nación, Burdman relativiza el efecto que puedan causar en la práctica.
“Vallejos dejará de ser diputada en diciembre y no será candidata, es decir que se está despidiendo y no es una persona representativa hoy en día –sostuvo– pero su audio, inocente o no, parece reflejar lo que piensa el kirchnerismo más militante, que en cualquier controversia entre Alberto y Cristina sobre cómo decidir en el gobierno nacional, otorga más peso a la legitimidad electoral de Cristina que al poder constitucional de Alberto. Una posición que puede ser políticamente válida, pero que resulta institucionalmente complicada, porque si bien es cierto que Cristina Kirchner es la líder política, también lo es que Alberto es el presidente”.
Era una fórmula compleja que ante una situación de crisis hizo eclosión.
Y remarcó: “Si chocan ambos criterios, el problema no es de ahora, sino de la particularidad del modelo vicepresidencial, ya que es la primera vez en la historia de Argentina (y probablemente, un caso muy inusual de la historia del presidencialismo latinoamericano) que quien ejerce la vicepresidencia tiene más poder que quien ejerce la presidencia. Siempre es al revés. Era una fórmula compleja que ante una situación de crisis hizo eclosión”.
“Los argumentos de ambos son válidos –señala Burdman–: cuando Alberto Fernández dice «el presidente soy yo», es cierto; y cuando Cristina Kirchner dice «la sociedad lo reclama», también es cierto. Detrás de esto, seguramente debe haber tramas que no terminamos de entender porque si se discute de esta forma tan abierta y tan perturbadora, es porque hay diferencias de criterio sobre qué hacer en algunos temas sensibles”.
Resultado electoral en Santa Fe: ¿sorpresa o confusión?
Estas elecciones tuvieron una complejidad adicional que en la provincia de Santa Fe –según explica el politólogo– se vio claramente reflejado, en los niveles de confusión que planteó la Primaria, en el sentido de que había candidatos y sellos que tenían diferente intención de voto.
“Cuando uno preguntaba: ¿a qué espacio votaría? Había un conjunto de respuestas y cuando preguntábamos por candidato, había otro conjunto de respuestas. En Santa Fe estuvo muy problemático, sobre todo en el Frente de Todos (pero también en Juntos por el Cambio) porque la Primaria estaba planteada en términos confusos. En el Frente de Todos había dos listas que pugnaban por cuál era la más genuina representante de la coalición. Por lo tanto, no había opciones claramente diferenciadas para el votante. Tenía que acomodarse a qué interpretaba de lo que estaban diciendo”.
“Eso es muy complicado porque, supuestamente, el votante se enfrenta con partidos y candidatos claramente diferenciados y elige sabiendo perfectamente qué está eligiendo. Mientras que en el Frente de Todos, la competencia por quién era el verdadero representante de Cristina o de Alberto en la boleta, resultó muy confusa y al final, hubo giros de último momento”, afirma Burdman.
“Lo mismo pasó con la candidatura de Carolina Losada (Juntos por el Cambio). Las encuestas mostraban que muchas personas no sabían con exactitud si Losada era o no de Juntos por el Cambio, porque aparecía como la candidata (entre comillas) independiente”.
“En la provincia de Buenos Aires hubo problemas parecidos: si se preguntaba por lista, figuraba como más votada la lista de Victoria Tolosa Paz, pero si se sumaba la intención de voto por Diego Santilli y por Facundo Manes, daba un resultado que favorecía a Juntos por el Cambio. Esas confusiones hicieron más difícil de prever los resultados. En nuestro caso, tal vez cruzamos datos que permitieron separar un poco los tantos y saber qué estaba queriendo decir el que respondía, por eso acertamos”, explica.
Los escollos de las consultoras y los resultados electorales
Según Burdman, hay un problema de metodología porque las encuestas de hoy se hacen más rápido. Las encuestas telefónicas son las preferidas porque son rápidas y baratas, pero no son las ideales. Además, el problema con las encuestas telefónicas no es la cobertura, como suele creerse, sino que suelen responder solo los más politizados. Por esa razón, las encuestas terminan reflejando el sentimiento de la minoría intensa y no tanto el de la mayoría silenciosa. Por eso, es importante darse cuenta de que tal vez hay que aplicar algunos criterios estadísticos para morigerar esa situación.
Las encuestas terminan reflejando el sentimiento de la minoría intensa y no tanto el de la mayoría silenciosa.
Éste no es un problema exclusivo de las encuestas telefónicas; también se nota en otras metodologías donde mucha gente sin mucha politización no atiende al encuestador y los que tienen opiniones más fuertes son los que se quedan respondiendo. Se trata de un problema contemporáneo, de la era de la grieta, de la gente intensa en redes sociales que muchas veces domina la discusión política, mientras que el ciudadano común, más interesado por su vida privada que por lo público, termina sorprendiendo.
Aunque más aproximado a los resultados de las Paso, que otros encuestadores, Burdman también se manifestó sorprendido por algunas situaciones, como que el economista libertario Javier Milei cosechara más votos que Ricardo López Muyphy, o que en la elección de Santa Fe hubiera tanta diferencia entre las dos listas del Frente de Todos.