La edición 91 de los premios Oscar podría realizarse sin presentación oficial, aseguró este jueves el medio especializado Variety, citando voces extraoficiales de la producción de los mayores galardones de la industria cinematográfica.
“Los Oscar están listos para embarcarse en una de las reinvenciones más radicales en la larga historia de la entrega de premios. Por primera vez en casi tres décadas, la gran gala de la industria cinematográfica planea ir sin un presentador”, sostienen desde el medio.
La decisión se evalúa luego del affaire de Kevin Hart, el comediante y productor que había sido elegido como presentador de la gala del 24 de febrero próximo, que renunció luego de que se lo acusara en las redes sociales de comentarios homófobos de los que no se desdijo ni disculpó.
Los productores y la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas que organizan los premios prefieren seleccionar un grupo de estrellas del mundo del espectáculo para liderar los distintos segmentos de la gala de premiación en vez de confiar en un único presentador, que ya debería estar trabajando en el guión de la gala del Dolby Theatre.
Según Variety “a menos de que se produzca un giro inesperado” se avanza en el diseño de una transmisión donde algunas estrellas participen de determinadas parodias, en un año en que se presume que populares estrellas de la música como Lady Gaga, Dolly Parton y Kendrick Lamar, nominados en distintos premios, ocuparán espacios centrales de la gala.
“La idea de que (Kevin) Hart reconsidere su posición y acepte conducir los Oscar está ciento por ciento descartada”, señalaron las fuentes a Variety, hecho confirmado por Hart hoy en el programa televisivo Good Morning America, donde aseguró: “No presentaré los Oscar este año”.
La idea de unos premios Oscar sin presentador divide las aguas en la Academia de Hollywood, algunos aseguran que es imposible sostener un show televisivo de esas dimensiones sin un anfitrión que lleve las riendas del show, mientras que otros arguyen que dada la situación actual nadie podría individualmente superar el entredicho y que cualquier presentador quedaría excesivamente expuesto sin posibilidades de salir airoso de las críticas y tergiversando la función de la gala.
Si bien se comenta que la última vez que los Oscar se realizaron sin presentador oficial, en 1989, fue una debacle, otros aseguran que el actual diseño de la ceremonia, con mayor preponderancia de las figuras que anuncian y entregan los premios minimizaron la función del presentador.
Nadie desconoce en la Academia que la gala está perdiendo prestigio: el año pasado fue vista en Estados Unidos por 26,5 millones de personas, un 19 por ciento menos que en 2017 y muy lejos de los 42,6 millones de televidentes que sufrieron la gala de 1989 que no tuvo presentador y quedó en la historia como un agujero negro.