A poco de que se cumpla el primer mes del aislamiento social preventivo y obligatorio para minimizar el alcance del coronavirus, intelectuales del centro y norte del país analizaron cómo será la sociedad argentina una vez que finalice la pandemia.
En diálogo con la agencia Télam, coincidieron en que el gran desafío serán las nuevas formas de relaciones sociales y con el medio ambiente, así como en los factores de poder que buscarán presionar para que se sostenga el statu quo.
"La travesía en la que está instalada nuestra vida es una gran encrucijada civilizatoria, porque ningún aspecto de nuestras vidas, ninguna esfera de la existencia permanece incólume ante la invasión de un enemigo invisible", opinó el ex ministro de Cultura del Chaco, Francisco Romero.
"El verdadero huevo de la serpiente de esta pandemia es el modelo de explotación capitalista, que daña de forma severa las condiciones ambientales y las formas de vida comunitarias. Apela al egoísmo meritocrático, expresado en la narrativa de los grandes medios hegemónicos que son las fábricas de subjetividad", agregó.
Por su parte, el escritor, editor y autor de varias letras de clásicos del folclore jujeño, Alejandro Carrizo, coincidió con la perspectiva: "El dolor por los más afectados y la posibilidad de igualarnos ante el peligro intensifica la sensibilidad; vamos a evaluar mejor nuestras prioridades", dijo a la citada agencia de noticias.
Asimismo, reivindicó el lugar del arte como elemento sanador durante el aislamiento y apostó a que haya modificaciones sociales estructurales para que el esfuerzo "haya valido la pena".
Antonio Mangione, profesor asociado del Departamento de Biología de la Facultad de Química, Bioquímica y Farmacia de la Universidad Nacional de San Luis, comentó que "los propósitos del poder se hacen más evidentes que nunca: es incomprensible que ciertas empresas, el capital financiero y algunos medios presionen al gobierno para levantar una cuarentena. Pienso en si estas ecuaciones de poder no se modifican en esta coyuntura, ¿qué las haría cambiar?".
El científico puntano sostuvo: "Sabemos qué es lo que no queremos en el futuro. Los problemas ambientales derivan de la desigualdad; resolverlas implica enfrentar al poder real. La pregunta que me hago es si sabemos identificarlo y si estamos dispuestos a hacerlo".
Por su parte, José Vezzosi, doctor en Ciencia Política por la Universidad Nacional de Córdoba, invetigador del Conicet y docente de la Universidad Nacional de Santiago del Estero, coincidió en que "es difícil decir cómo será el país", porque, consideró "son los actores sociales quienes, desde su praxis política y social, y en el marco de los condicionamientos históricos, van a construir el devenir. La historia la hacen los pueblos".
Con todo, para Vezzosi es necesario "un rol más activo del Estado y una mejor distribución de las riquezas", pero que "mucho dependerá de lo que pueda articularse a nivel internacional".
Para el profesor titular de Lingüística e investigador de la Universidad Nacional del Litoral Héctor Mario Manni, “esta pandemia nos encuentra en un momento en el que se están dirimiendo, al menos, dos proyectos políticos" y que ahora se genera una "disputa feroz entre el capital de pocos y la vida de muchos, mostrada casi sin tapujos por los medios, los aprietes al gobierno y a la sociedad con amenazas de distinta índole".
Por su parte, Rodolfo Leyes, becario del Conicet y profesor y doctor en Historia e integrante del Centro de Estudios e Investigación en Ciencias Sociales (CEICS), dijo que "la vida está trastocada" con la cuarentena, pero "es la mejor prevención, la más barata y efectiva".
"El país va a sufrir una crisis económica mucho más cruda, con un aumento del empobrecimiento y la desocupación, pero habrá que tener en cuenta cómo reaccionan todos los actores sociales", concluyó.