Mariano Loiácono nació en Cruz Alta, provincia de Córdoba. Comenzó a tocar la trompeta a los 12 años. En la secundaria, cuando todos definían qué carrera seguir, para él no había dudas: la música era parte de su vida. Desde pequeño, no imaginaba otro camino. Hoy, a pocas horas de tocar en la Plataforma Lavardén (Mendoza y Sarmiento), justamente en el Día Internacional de la Música, su tono de voz tiene una cadencia pausada pero llena de pasión cuando habla de jazz.
Encontró en el hard bop su estilo musical, aunque también le gusta tocar otros estilos: swing, bebop. Desde el escenario, con su trompeta y virtuosismo, vestido de impecable traje y corbata, como lo hacían sus ídolos, hace vibrar al público de distintas edades en cada show. Los largos aplausos que se oyen, dan cuenta de ese estado.
En el jazz, además del encanto estético, descubrió el lenguaje que mejor le sienta para expresar lo que piensa sobre la existencia, el sentido humano. “Esto se debe a lo que significa como movimiento cultural, humano, estilo de vida, tradición, historia. Eso es el jazz, no solo un estilo musical. Es el lugar donde me encuentro cómodo para dar mi mensaje", señaló.
Su proceso creativo lo define como “espontáneo”. Él crea en el escenario. Lo inspira el público, tocar en lugares nuevos, compartir con músicos que admira. Utiliza la improvisación como lenguaje. Para él, la música "es algo que no se puede explicar, está en todos lados, todo el tiempo" y precisa como una confesión: "En mi cabeza todo el tiempo hay música, ideas musicales, música que ya se ha tocado, música que no se ha tocado y probablemente nunca lo sea”.
–A veces, por desconocimiento, se relaciona el jazz con una concepción elitista de la música. ¿Qué pensás al respecto?
–Eso es tan opuesto a sus orígenes ya que viene de esclavos, de gente muy humilde para quienes la música era su vía de escape de tanto sufrimiento. Servía para juntarse en comunidad, disfrutar, bailar. En la década del 40 fue "la música pop" de Estados Unidos. Con el correr de los años fue perdiendo protagonismo en la escena musical y pasó a ser un género de menor difusión. Ahí, al ser la exportación a cuentagotas a otros lugares, fue común la expresión: "hay que saber". Pero no, el jazz hay que escucharlo y disfrutar.
–Nina Simone afirmó que “El jazz no es solo música, es una forma de vida, una forma de ser, una forma de pensar”.
–Totalmente. No se puede ser músico de jazz solo el momento en que tocás Autumm leaves. Para mí, uno es músico de jazz como estilo de vida. Hay que entrar en el mundo de esa música, hay una historia detrás, un movimiento social importante.
–¿Con qué músico que ya no está quisieras compartir un momento? ¿Por qué?
–Con muchos. Pero si tengo que elegir uno sería con Miles (Davis). Para comprender cómo pensaba la música, cómo lograba sacar afuera toda esa música que llevaba dentro, su proceso. Siempre me atrajo cómo sonaban sus grupos. A partir de su disco “Kind of blue", entré al jazz y ya no pude salir. Ahí cambié mi curso musical, ya que venía tocando música clásica.
–Venís de grabar un nuevo disco próximo a editarse en Nueva York para el sello WJ3, del músico y productor Willie Jones. (Estará acompañado por Justin Robinson en saxo alto, Anthony Wonsey en piano, Danton Boller en contrabajo y Willie Jones III en batería), ¿cuándo sale tu nuevo disco?
–Mi disco estará listo en febrero de 2025. La presentación en New York será en marzo de 2025. Para entonces, ya estará en las plataformas y en formato físico para quien lo quiera tener. Seguramente traiga algunos ejemplares para aquí, ya que sale por un sello de US.
–¿Cómo ves la escena local del jazz?
–La escena la veo activa, con gente tocando y distintos clubes programando varios días a la semana.
–¿Cómo será la presentación de este viernes?
–La presentación será espontánea, como a mí me gusta que sean mis conciertos. Mis músicos no saben qué tocaremos hasta el momento de tocar. No me gusta tener muchas cosas preparadas, prefiero ir desarrollando la música dependiendo de cómo me siento, cómo siento al grupo y cómo siento al público.
Cuando Mariano Loiácono entra en escena con su trompeta y sus músicos, si uno se deja llevar de su mano por ese camino musical que él va creando, el viaje es único. Ahí, la magia sucede.
Ping Pong
–¿Cuál es tu lugar en el mundo?
–Sin duda alguna mi pueblo, Cruz Alta.
–¿Qué disco suena por estos días en tu cabeza?
–When Farmer me Gryce.
–¿Un libro que te cautivó?
–La fiesta del Chivo
–¿Una película?
–El Padrino
New Quintet
Mariano Loiáncono (trompeta). Egresado de la Escuela de Música Contemporánea Berklee International Network, luego se perfeccionó con los más reconocidos músicos de jazz, como George Garzone, Jeremy Pelt, Scott Wendholt, Tim Haggans, Eddie Henderson, Jim McNeely y Alex Sipiagin. Y ha compartido conciertos y festivales con artistas del medio nacional e internacional tales como Cyrus Chestnut, Mary Stallings, Clarence Penn, Donald Harrison, Rodney Jones, Russell Malone, David Williams, Willie Jones III, Benny Green, Gerald Cannon, entre otros.
Como solista grabó su primer trabajo, I Knew It, en 2009. En 2011, llegó What´s New?; en 2012, su tercer trabajo, Warm Valley, con la pianista Paula Shocrón; y en 2013 presentó Hot House. En 2015 lanzó Black Soul, grabado en vivo en Thelonious Club.