Muy reservado y reacio a hablar de su vida privada Gerardo Rozín estaba en pareja con Eugenia Quibel. Ambos compartían el amor por Morfi, programa que él conducía mientras ella se desempeñaba en su rol de locutora.
Pese a que ninguno de los dos solía referirse a la intimidad de la pareja, conformada en 2015, quienes los conocen resaltan el amor que se tenían, lo “enamorado que estaba Gerardo”, e indican que el hecho de no hacer públicas determinadas fotos tenía que ver con la poca actividad sobre su vida privada en las redes sociales.
Gerardo y Eugenia se conocieron en ese ámbito muchos años antes de enamorarse. Compartieron espacio en Radio Pop, también en ciclo Gracias por venir, gracias por estar (Telefe), y volvieron a coincidir en Morfi. El amor nacería en en 2015, entre micrófonos y rutinas. Y siempre lo expresaron entre ellos, en privado, lejos de las cámaras o los flashes.
Minutos después de que se conoció la triste noticia de la muerte del conductor, Quibel escribió una reflexión en redes sociales, y lo hizo junto a una foto de la pareja, sonrientes. “¿Qué es ser valiente? Enterarse una mañana de una noticia horrible y darle pelea hasta el final. Aferrarse a la vida y aceptar que un día se termina. Transitar el proceso sostenido por afectos, familia y rodeado de amigos. Recibir amor y dejarse abrazar. Llorar, putear, luchar y pensar las mil y una alternativas. Eso sos”, comenzó la locutora.
“Tus ideas brillantes con salidas ocurrentes, las sugerencias generosas para quien buscara tu opinión, tu humor distinto, tus ironías, tu orgullo rosarino y un poco uruguayo también, las playlists de Frisell y Pizzarelli, ‘el dolor auténtico, la alegría sin una mancha’. Y cada uno de nuestros momentos, los descubrimientos gastronómicos (los buenos y los fiascos), los viajes, hacer equipo en la radio, en la tele y en la vida, y una lista de motivos íntimos que me hicieron enamorarme de vos”. Y cerró: “Brindo por vos, canalla”, continuó.