Gloria Carrá habló sin tabués de la maternidad y contó cuánto le costó criar sola a su hija Ángela Torres.
“Una va aprendiendo constantemente a ser madre y no es que te las sabés todas y hacés todo bien. Una va aprendiendo en la marcha. Fui madre a los 27 años de Ángela y a los 38 de Amelia, y fui una mamá muy distinta con Amelia que con Ángela. Esto no quiere decir que haya sido mala madre con Ángela, fue diferente”, dijo en entrevista con Daniel Gómez Rinaldi.
La actriz dio más detalles sobre la crianza de su primera hija y además hizo hincapié en la ausencia económica en la que incurrió Marcelo: “Cuando fui mamá de Ángela, trabajaba mucho y era el único sostén. La única, yo sola. Al revés de lo que toda la gente cree porque dice: ‘Bueno, pero es hija de Torres...’. No, yo estaba separada y jamás conté con él económicamente para nada”, describió Carrá.
“La cosa es cuando vos tenés que trabajar para vivir y comer. Si estás en otra situación es distinto, por más de que siempre está muy mal que el padre no aporte. En mi caso con Ángela, me sentí sola y realmente estábamos solas. No pasamos hambre, pero sí llegué al extremo de estar justa y de tener que pedirle plata a un amigo”, se explayó.
Más allá de eso, Gloria consideró: “Por suerte tuve bastante continuidad laboral, pero nuestro trabajo, la actuación, es muy intermitente: a veces pasás épocas sin trabajar y hay momentos en los que no te salen los trabajos. A Ángela la tuve en 1998, estaba haciendo La nocturna y me la llevaba al camarín para darle la teta. Ángela era bebita y la llevaba conmigo al trabajo”, dijo acerca de cómo fueron sus primeros meses como madre primeriza. “Seguí trabajando como siempre y estando sola con una nena fue más difícil”, cerró.
“Tenemos una relación... Fue muy difícil en la adolescencia. Ángela tiene mucho carácter, yo también, pero no tenemos una relación complicada. Hoy creo que estamos sanando un montón de cosas”, dijo la también cantante.
“Yo siempre tenía razón. Estaba ella siempre equivocada”, afirmó con ironía y entre risas. “Ángela era muy insistente con las cosas: ‘¿Puedo ir a tal lugar?’. Yo le decía que no. “¿Puedo, puedo, puedo?’, y llegaba un momento que era como ‘¡Noooo!’”, expresó Carrá.