El hígado es un órgano denominado “vital” dado que es imposible sostener la vida del individuo cuando está severamente dañado. En ese caso, la única alternativa disponible es reemplazarlo por un nuevo órgano sano, proveniente de otra persona, lo que constituye el “trasplante hepático”. El Dr. Alejandro Costaguta, Pediatra Hepatólogo, que conforma el Equipo de trasplante hepático del Grupo Oroño respondió en el portal del Grupo algunas cuestiones al respecto.
- ¿Qué tipo de patologías llevan a que un paciente pediátrico necesite de un trasplante hepático?
- En pediatría, la mitad de los trasplantes se hacen en pacientes que padecen una “atresia de vías biliares”. Esta es una enfermedad rara, que se da en aproximadamente 1 cada 15000 recién nacidos por la cual el bebé, que nace con una vía biliar normal, sufre un proceso inflamatorio que la destruye, durante los primeros 60 días de vida. El tratamiento de este problema es mediante una operación, denominada “cirugía de Kasai”, que intenta reparar el defecto permitiendo que la bilis corra del hígado al intestino normalmente, lo que se logra aproximadamente en la mitad de los casos. En aquellos bebés en los que la intervención no da buen resultado, es necesario pensar en un trasplante hepático, y ese trasplante hay que hacerlo antes de los dos años de vida en la mayoría de los casos.
- ¿Cuál es la causa de la atresia de vías biliares?
- Aunque hay mucha investigación sobre su origen, aún no hemos podido dilucidar qué es lo que ocasiona, de una manera tan rápida, la destrucción de la vía biliar.
- ¿Qué otro tipo de patologías pueden derivar en la necesidad de un trasplante hepático?
- La segunda causa es la hepatitis fulminante. Es una forma especial de hepatitis que afortunadamente es muy rara, pero produce un daño rápido e intenso en las funciones del hígado. En estos casos se realiza un trasplante en emergencia.
- En el caso del trasplante hepático pedíatrico, ¿cualquiera puede ser donante o necesariamente debe ser un familiar?
- Una vez que se determina la necesidad del trasplante, el paciente ingresa en la lista de donantes cadavéricos; entonces el INCUCAI establece una prioridad en base a la gravedad de cada caso.
Cuando prevemos que el paciente se va a deteriorar más rápidamente de lo estimado para conseguir el órgano, se plantea la posibildiad del donante vivo relacionado. En este caso, una persona sana dona una parte de su hígado. La característica que favorece ésto es que el hígado tiene la capacidad de regenerarse, y esa pequeña porción, que más adelante se volverá a reconstituir en el donante, sirve para ser colocada en el receptor pediátrico.
En estos casos, por lo general es un familiar directo hasta el cuarto grado de parentesco. A partir del cuarto grado de parentesco se debe tramitar una aprobación judicial especial, donde se determina la necesidad del trasplante y el correcto proceso.
- ¿Ese órgano que es trasplantado, debe ser reemplazado en algún momento o funciona de por vida?
- Nadie sabe con certeza la respuesta a esa pregunta, pero hay muchos pacientes que ya llevan más de 30 años con su órgano trasplantado sin que se presente ningún inconveniente.
Algunos otros requieren un nuevo trasplante porque ese hígado, por diferentes motivos, puede sufrir daño. De hecho, en nuestro grupo de pacientes ha habido niños que han necesitado ser retrasplantados, pero esto es la excepción y no la regla. La gran mayoría de los pacientes disfrutan una vida “normal”, y tenemos, por ejemplo, niñas que, ya como adultas, han sido sido madres de bebés sanos.
- ¿Se recomiendan cuidados especiales para los pacientes que han sido trasplantados?
- Los cuidados son más intensos inmediatamente después del trasplante; a medida que transcurre un tiempo de la cirugía, la vida de la persona trasplantada es cada vez más normal, puede ingerir cualquier tipo de alimento, hacer actividad física normal y reintegrarse plenamente a las tareas habituales de acuerdo a su edad, con la únca condición de tomar una medicación para evitar que ese órgano nuevo sea rechazado.
Si bien hoy los tratamientos están orientados a evitar el rechazo, las investigaciones actuales buscan lograr que en el futuro los medicamentos permitan alcanzar la “tolerancia”, es decir, que el individuo acepte el órgano nuevo como propio, sin necesidad de “bajar las defensas”.