Una de las tareas más complicadas para un docente es lograr que los alumnos no se distraigan y permanezcan en silencio en clase. La voz, el lenguaje no verbal o los juegos son algunas estrategias que se pueden utilizar para conseguir un clima adecuado para fomentar el aprendizaje y el silencio en el aula, según educaciontrespuntocero.
- Lo primero: la autocrítica
Antes de saber cuáles son los métodos más adecuados para lograr que la clase esté en silencio, es recomendable que el docente se autoevalúe. Una de las causas de que los alumnos hablen mucho en clase puede estar más relacionada con la estrategia educativa elegida que con las técnicas que se aplican. Así, para llegar al fondo del problema, el docente tendrá que preguntarse si está apostando por una metodología dinámica o, por el contrario, abusa de las clases magistrales; si el tono de voz que utiliza es el correcto o si el ritmo de las explicaciones es demasiado rápido o lento.
- Los métodos clásicos
Para facilitar que los alumnos permanezcan en silencio, previamente, hay que explicarles la norma: es una muestra de respeto. Una vez interiorizada esta norma, es posible recurrir a estrategias como la voz, escribir indicaciones en la pizarra o usar el lenguaje gestual cuando los estudiantes la incumplan. Así, entre las opciones de lenguaje no verbal, se puede optar por llevarse los dedos a la boca como símbolo clásico del silencio o por otras alternativas: aplauso, símbolo de la victoria, etc.
- Usar un semáforo o una caja de música
Existen otros métodos que sorprenderán al alumnado. Si los recursos tradicionales no funcionan, es hora de probar con objetos cotidianos como un semáforo o una caja de música.
- Apagar las luces
La sorpresa es, también, clave para lograr la atención de los estudiantes. Si el docente se acerca hasta el interruptor de la luz y lo apaga se puede lograr el efecto deseado: la clase hará al principio más ruido pero, ante el imprevisto, se calmará.
- Programar un temporizador
Los juegos también ayudan a que la clase interiorice ciertas normas. Se puede proyectar un temporizador en la pizarra o en la pared del aula con una cuenta atrás: cuando se llegue a cero los estudiantes tienen que guardar silencio. Aquellos que lo hagan más rápido pueden recibir, incluso, un premio.