La especialista de la UBA Adriana Bentanco hizo una encuesta entre 1.800 escolares bonaerenses y llegó a la conclusión de que solamente el 30 % de los chicos se lava las manos después de ir al baño, uno de los principales hábitos para evitar el Síndrome Urémico Hemolítico (SUH).

"Ese es un dato muy importante que nos permite determinar que hay muchos portadores sanos. Se sabe por ejemplo que muchos lactantes se contagian únicamente a través de las manos de su madre, por lo que trabajar en la higiene es fundamental", señaló a Télam Bentancor, microbióloga y profesora de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA, con motivo del Día nacional de lucha contra el SUH, que se conmemora cada 19 de agosto.

Causada por una bacteria productora de una toxina, el SUH se transmite a través de agua o alimentos contaminados -principalmente elaborados con carne picada-, leche no pasteurizada y frutas y verduras mal lavadas.

También se puede producir el contagio de persona a persona por prácticas higiénicas inadecuadas, como no lavarse las manos después de ir al baño, tocar mascotas o cambiar pañales y antes de comer, así como a través de aguas de recreación (piletas públicas, lagunas, piletas de natación) o por contaminación "cruzada", es decir, cuando se ponen en contacto alimentos contaminados con otros no contaminados que se comen crudos, como la lechuga o el tomate.

"En 2015 hubo unos 350 casos en el país, lo que representa una ligera disminución con respecto a años anteriores", señaló Bentancor, quien remarcó que las estadísticas no son precisas, ya que sólo el sistema público de salud tiene obligación de notificar los casos.

"Eso bajó el registro de diarreas y casos de SUH, que luego fluctuaron en los próximos años. Por eso hay que trabajar en programas a largo plazo y no en campañas que no se sostienen en el tiempo, ya que estamos hablando de una enfermedad que todavía no tiene vacuna ni tratamiento específico y lo único que nos queda es trabajar desde la prevención", completó.

En tanto desde el Ministerio de Salud recordaron que si bien la enfermedad puede presentarse durante todo el año, lo hace especialmente durante los meses cálidos y afecta principalmente a menores de 10 años, constituyéndose en la primera causa de insuficiencia renal aguda en niños de uno a cinco años.

Clasificada por la Organización Mundial para la Salud (OMS) como enfermedad transmitida por alimentos (ETA), cantidades mínimas en los alimentos de la bacteria transmisora -Escherichia coli, productora de la toxina Shiga (STEC)- pueden desencadenar un cuadro clínico.

La bacteria STEC se reproduce en 20 minutos, por lo que una sola de ellas al multiplicarse supera la dosis infectiva en 2.20 horas. "Por ello, mantener la cadena de refrigeración de los alimentos es indispensable para asegurar su inocuidad", alertó la Facultad de Veterinaria.