El papa Francisco defendió a la familia como "el amor entre el hombre y la mujer", al tiempo que criticó el "mundo globalizado" en el que los jóvenes son "víctimas de la cultura del consumo, del usar y tirar, y de la cultura del descarte".
"Las lecturas bíblicas de este domingo parecen elegidas a propósito para el acontecimiento de gracia que la Iglesia está viviendo, es decir, la Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre el tema de la familia que se inaugura con esta celebración eucarística", resaltó el pontífice este domingo durante la misa con la que dio inicio a la XIV Asamblea General del Sínodo de Obispos que se desarrolla en el Vaticano hasta el próximo 25 de octubre.
"Dichas lecturas se centran en tres aspectos: el drama de la soledad, el amor entre el hombre y la mujer, y la familia", planteó el Sumo Pontífice que caracterizó a la soledad como "el drama que aún aflige a muchos hombres y mujeres" en la apertura del encuentro que versará sobre "la vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo".
"Pienso en los ancianos abandonados incluso por sus seres queridos y sus propios hijos; en los viudos y viudas; en tantos hombres y mujeres dejados por su propia esposa y por su propio marido; en tantas personas que de hecho se sienten solas, no comprendidas y no escuchadas; en los emigrantes y los refugiados que huyen de la guerra y la persecución; y en tantos jóvenes víctimas de la cultura del consumo, del usar y tirar, y de la cultura del descarte", reflexionó el Obispo de Roma.
"Hoy se vive la paradoja de un mundo globalizado en el que vemos tantas casas de lujo y edificios de gran altura, pero cada vez menos calor de hogar y de familia; muchos proyectos ambiciosos, pero poco tiempo para vivir lo que se ha logrado", aseveró Francisco.
En esa línea marcó también la paradoja de "tantos medios sofisticados de diversión, pero cada vez más un profundo vacío en el corazón; muchos placeres, pero poco amor; tanta libertad, pero poca autonomía" por lo que planteó que "son cada vez más las personas que se sienten solas, y las que se encierran en el egoísmo, en la melancolía, en la violencia destructiva y en la esclavitud del placer y del dios dinero".
"Hoy vivimos en cierto sentido la misma experiencia de Adán: tanto poder acompañado de tanta soledad y vulnerabilidad; y la familia es su imagen. Cada vez menos seriedad en llevar adelante una relación sólida y fecunda de amor: en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en las buena y en la mala suerte", agregó durante la celebración en la Basílica de San Pedro.
"El amor duradero, fiel, recto, estable, fértil es cada vez más objeto de burla y considerado como algo anticuado. Parecería que las sociedades más avanzadas son precisamente las que tienen el porcentaje más bajo de tasa de natalidad y el mayor promedio de abortos, de divorcios, de suicidios y de contaminación ambiental y social", lamentó.
Además, en reflexión sobre la familia, el Papa argentino planteó que "paradójicamente también el hombre de hoy -que con frecuencia ridiculiza este plan– permanece atraído y fascinado por todo amor autentico, por todo amor sólido, por todo amor fecundo, por todo amor fiel y perpetuo. Lo vemos ir tras los amores temporales, pero sueña el amor autentico; corre tras los placeres de la carne, pero desea la entrega total".
"En este contexto social y matrimonial bastante difícil, la Iglesia está llamada a vivir su misión en la fidelidad, en la verdad y en la caridad", convocó.
"Con este espíritu, le pedimos al Señor que nos acompañe en el Sínodo y que guíe a su Iglesia a través de la intercesión de la Santísima Virgen María y de San José, su castísimo esposo", convocó por último de cara a la reunión en la que participarán más de 270 religiosos de todo el mundo.
Entre los participantes sinodales estarán, entre otros, el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli; el titular de la Conferencia Episcopal, José María Arancedo; y el presidente de la Comisión Episcopal de Laicos y Familia, Pedro María Laxague.