“Creemos en lo que hacemos, de lo contrario no sería posible”, aseguró la docente argentina Silvana Corso en la charla TED sobre el modelo de escuela inclusiva que le valió un puesto entre los finalistas del Global Teacher Prize de la Fundación Varkey, que otorga un millón de dólares a los maestros que garanticen una educación de calidad. A continuación, Universia explica los obstáculos personales que la impulsaron a desarrollar un sistema escolar público que recibe a todos los chicos sin importar su condición, además de las características de este exitoso modelo de inclusión.
Cimientos del proyecto de la docente argentina destacada en el Global Teacher Prize
Silvana Corso fue diagnosticada durante sus años en primaria como una estudiante con trastornos de aprendizaje, a la cual se otorgaba el pase porque las autoridades educativas de su escuela consideraban que la repetición era una pérdida de tiempo para alguien que jamás podría aprender. La tenacidad de sus padres por continuar con su educación formal, la llevaron a una secundaria que solucionó su trastorno del aprendizaje simplemente enseñándole a estudiar y apoyándola en sus metas.
Sumado a la necesidad de ayudar a quienes padecen de la discriminación que sufrió durante sus años escolares, Silvina tuvo una hija con parálisis cerebral severa que falleció a los nueve años de edad. Catalina es quien inspiró a su madre para desarrollar el proyecto que hoy en día impulsa: es directora de una escuela normal cuya población mayoritaria proviene de contextos sociales críticos sumidos en la violencia, la pobreza o la discapacidad tanto física como psíquica.
Premio internacional Global Teacher Prize
Profesora de Historia, Magíster en Inclusión Educativa y trastornos de Aprendizaje de la Universidad Central de Chile, Especialista en Gestión Escolar y Trastornos del Lenguaje y estudiante de la Maestría de Integración de personas con Discapacidad de la Universidad de Salamanca, Silvina es finalista del Global Teacher Prize de la Fundación Varkey, cuyo premio es un millón de dólares para contribuir con la causa de quienes despliegan una propuesta de calidad educativa en la población desplazada. Participaron 20 mil maestros de 37 países, constituyendo un gigantesco mérito para la docente nacional.
Distintas piezas del trabajo de Silvina se incluyeron en publicaciones educativas y contribuyó en numerosos talleres de inclusión social para educadores. En caso de ser galardonada con el premio, utilizará el dinero para abrir otra escuela que aplique el mismo modelo, destinar fondos a sus proyectos actuales, fundar un vivero escolar y capacitar a maestros de otros países trasladándose a distintos lugares para efectivizarlo.
Características de los estudiantes que asisten a la secundaria dirigida por Silvina Corso
La escuela secundaria recibe a chicos que en su mayoría provienen del barrio Fuerte Apache, cuyo contexto social crítico se percibe en la pobreza, las situaciones de riesgo como la violencia física y verbal, las violaciones o las privaciones de libertad y las discapacidades tanto físicas como psíquicas, admitiendo a estudiantes con Trastornos del Espectro Autista, Síndrome de Down, espina bífida, entre otras innumerables discapacidades.
El índice de repetición es alto pero la escuela se centra mayormente en evitar la deserción para que los chicos tengan un centro de referencia en el que se sientan contenidos y puedan aprender. Los problemas de conducta son corrientes, así como los entornos familiares riesgoso y el exceso de responsabilidades en adolescentes que están en proceso de autodescubrimiento, como hacerse cargo de los hermanos pequeños porque los padres están presos.
Los maestros intentan solventar estas situaciones yéndolos a buscar a sus casas para que asistan, arreglando los horarios para que puedan cuidar de sus hermanos, fomentando el compañerismo del grupo y la solidaridad con aquellos que precisan ayuda para bajar una escalera, desplazarse hasta el baño o simplemente charlar con un amigo en el recreo.
En primer año se trabajan los roces para lograr la inclusión porque muchas veces la estigmatización empieza por la propia población desplazada, marcando una guerra de pobreza según el lugar de procedencia del estudiante. Además, se detectó que parte de los adolescentes llegan a primer año sin saber leer ni escribir, por lo cual los valores humanos se mezclan con lo académico con gran énfasis.
Funcionamiento de la escuela normal que dirige Silvana Corso
El contexto social de pobreza implica que la escuela se preocupe por la alimentación, de modo que se reparten viandas con un sándwich, una barra de cereal y una fruta para que la escuela sea un conjunto de motivaciones que logre la permanencia de los estudiantes en el sistema. Actualmente se está trabajando para ofrecerles alimentos que puedan llevar a sus hogares.
En las inmediaciones de un barrio que se rige por el ajuste de cuentas y la calle puede ser peligrosa para los adolescentes, la escuela se encarga no solo de inculcar valores sino de involucrar a los chicos con su propia educación. De esta forma, la suspensión no constituye una privación para ingresar al edificio, sino que el adolescente recibe clases de apoyo mientras ayuda en la biblioteca como parte de una comunidad educativa.
Sin embargo, la escuela no es solo un mecanismo de contención social como en otras instituciones educativas, sino que se enfatiza en el aprendizaje. Se aplican estrategias diversificadas y específicas para las necesidades de cada estudiante, fundamentalmente de aquellos que por su discapacidad precisan de un sistema especial para poder adquirir los conocimientos.
A propósito, cuando se recibe a un adolescente con estas características se entrevista a los padres para llegar a conocerlo y luego al propio implicado, identificando sus metas, forma de pensar y sentir para poder brindarle una atención integral como estudiante. Por esta razón, la escuela trabaja con trabajadores sociales, psicólogos y psicopedagogos para atender aquellas necesidades que van más allá del campo profesional del docente.
Los docentes juegan un rol fundamental en la escuela inclusiva y la mayoría participa de un taller semanal de dos horas para aprender estrategias que retengan a los alumnos pero que también logren su promoción de un año al siguiente. Los talleres intentan resolver el problema del multitrabajo que sufren los docentes argentinos, yendo de una escuela a la otra para cubrir necesidades salariales. La idea es que dediquen todas sus horas de trabajo a la misma institución, dentro de lo posible.
Se debe resaltar que es una escuela normal con los mismos o menos recursos que otras escuelas secundarias argentinas, pero su valor agregado está en cómo se concibe a la educación y al estudiante. Colaboran hospitales, organizaciones y fundaciones de la zona interesadas en aportar para una educación de calidad. “Para que una sociedad cambie -explicó Silvina en su charla TED -, hay que empezar por la escuela”.