Fernanda Blasco
¿Quién dijo que la crisis de la edad madura es privilegio exclusivo de los humanos? Los ogros también pueden deprimirse si caen en una rutina y dudar de su identidad. Esa es la premisa de la cuarta y última parte de Shrek. En el film, que acaba de desembarcar en los cines rosarinos, el protagonista firma un contrato mágico para escapar de su vida de hombre casado y padre de familia para volver a ser un temible monstruo.
Al igual que las tres películas previas, Shrek para siempre ofrece un guión inteligente que presta mucha atención a los detalles y logra arrancar sonrisas a grandes y chicos. Sin embargo, este film es bastante más oscuro (todo ocurre de noche o en tinieblas) y además plantea giros temporales algo raros (del estilo Volver al futuro) que pueden confundir a la platea infantil.
Más allá del adorable y verde monstruo, personajes entrañables como Fiona, Burro y El Gato con Botas también vuelven, pero quien se roba la escena es Rumpelstiltskin, un malvado introducido en la tercera parte de la saga que ahora cobra un altísimo protagonismo.
Es que Shrek está en plena crisis. Siente que lo único que hace es cambiar pañales y reparar lo que se rompe en su casa, su pantano se convirtió en parada obligada de un tour turístico. Extraña sus tiempos de ogro: ya no asusta a nadie. El malvado Rumpelstiltskin, quien es especialista en contratos mágicos con letras chicas imposibles de leer, tentará a Shrek con la posibilidad de volver el tiempo atrás por apenas un día. Pero, claro, es una trampa.
La acción se traslada entonces a un mundo paralelo que, como espejo deformado, ofrece diferentes versiones de todo lo conocido. En esta dimensión, Fiona es una guerrera que lidera una cofradía de ogros que buscan su liberación, El Gato con Botas se transformó en una gorda y cómoda mascota y Burro, bueno, Burro sigue siendo el mismo de siempre. El problema es que nadie se acuerda de Shrek, porque no existe.
Pero si algo caracteriza a Shrek, tal como quedó claro en las tres películas previas, es su perseverancia. De modo que el ogro luchará con todas sus fuerzas para lograr que el universo vuelva a su equilibrio y en pos de este objetivo deberá volver a enamorar a Fiona, empresa nada fácil.
El problema con Shrek 4 (¿es realmente un problema?) es que el factor sorpresa no existe. Si bien el ogro en su momento fue un pionero, tras el estreno del primer film vinieron múltiples películas dedicadas a parodiar cuentos infantiles, incluidas las tres partes previas de la saga. De modo que mucho espacio para sorprenderse no hay y esa frescura se extraña. Pero sí hay espacio para disfrutar, para entretenerse, con un film de alta calidad propio de la factoría DreamWorks.
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