Pueden ver el vaso medio lleno o medio vacío. Lo cierto es que el resultado de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (Paso) no alcanzaba para sacar una conclusión contundente de cara a lo que puede pasar en las elecciones generales del 25 de octubre. Las certezas son que Daniel Scioli fue por lejos el candidato más votado y que él solo le ganó a la suma de los candidatos de Cambiemos, donde Mauricio Macri –que ve como posible forzar un balotaje– venció por enorme diferencia a Ernesto Sanz y Elisa Carrió. Y que UNA, donde Sergio Massa le ganó a José Manuel de la Sota, es la tercera fuerza.
La diferencia del Frente para la Victoria (FPV) sobre la alianza entre el PRO, la UCR y la Coalición Cívica era importante, pero la posibilidad de un triunfo de Scioli no está cantada. Y a la vez, UNA superaba el 20 por ciento y Massa se mostró dispuesto a darle pelea dentro de la oposición a Macri, que con los números de este domingo conseguiría acceder a un balotaje con Scioli. Con más del 96 por ciento de los votos escrutados, el Frente para la Victoria obtenía 38,5%, Cambiemos 30 y UNA 20,5. Scioli sacaba mucha más ventaja si se comparaba con Macri y Massa como candidatos, su contar el total de sus frentes. Todo esto con el escrutinio más lento del que se tenga memoria desde el regreso de la democracia, lo cual dificultó cualquier lectura rápida como la que se intenta aquí.
Así las cosas, este lunes arranca ya la campaña de cara a la general y cada uno de los tres candidatos que mejor parados salieron de la interna abierta tiene sus propios desafíos por delante.
Scioli no llegó al 40 por ciento de piso que necesita para aspirar a un triunfo en primera vuelta (debe superar ese porcentaje y sacarle 10 puntos de diferencia al segundo o sacar directamente el 45% para cumplir ese objetivo), pero quedó cerca. Allí seguramente pondrá el foco. “A los que nos votaron todo nuestro agradecimiento, y a los que no nos votaron que sepan que vamos a poner todo el empeño para convencerlos y ganar voluntades”, avisó.
Macri debe asegurarse el voto de Cambiemos que fue a Sanz y Carrió e intentar seducir a quienes se inclinaron por otras opciones opositoras de que es la única carta posible para desalojar al kirchnerismo del poder. “Se consolida una alternativa”, afirmó el líder del PRO tras la elección, en un escenario compartido con sus rivales internos, con la clara decisión de dar una imagen de fuerte unidad.
Massa, en tanto, rema de atrás, pero se mostró dispuesto a disputarle a Macri el liderazgo de la oposición. Por lo pronto, lo desafió a debatir las propuestas y a explicar con quiénes las llevará adelante. E invitó a todos los sectores no kirchneristas a fijar políticas de Estado comunes para la Argentina que viene.
A las seis de la tarde de este domingo, cuando terminó la votación, todo era euforia en el Luna Park, donde el Frente para la Victoria armó su festejo. En cambio, había prudencia y silencio en Cambiemos y UNA. Pero los ánimos fueron cambiando, sobre todo en Cambiemos, cuando vieron que las diferencias no eran definitivas.
Una clave de esto era la provincia de Buenos Aires. En el distrito electoral de mayor peso del país, el que gobierna el candidato del Frente para la Victoria, Macri hizo una buena elección y la distancia que le sacó Scioli fue menor a la esperada. Con el 91,84 por ciento de las mesas escrutadas, el mandatario provincial obtenía allí el 39,8% de los votos y Cambiemos (sumados sus tres precandidatos) 28,8,6.
En cambio, el candidato oficialista ganó un distrito que a priori aparecía como desfavorable para él: Santa Fe. Aunque por poco margen, Scioli venció en la provincia e incluso en la ciudad de Rosario, algo impensado para un peronista en los últimos años. El FPV cosechó a nivel provincial 32,95% contra 31,92 de Cambiemos; y en Rosario obtuvo 32,77% contra 29,15.
En Córdoba, en tanto, a la cabeza quedó UNA gracias a la gran performance del gobernador José Manuel de la Sota, Cambiemos estaba segundo y el Frente para la Victoria tercero, con menos del 15 por ciento.
En el interior más profundo sí, como se esperaba, Scioli se impuso por amplio margen en la mayoría de los distritos, salvo en San Luis, donde se mantuvo la preeminencia de Adolfo Rodríguez Saá.
Cambiemos, en tanto, se hizo fuerte en el distrito que gobierna, la ciudad de Buenos Aires, y en Mendoza, donde también había ganado la elección provincial.
Con esos lugares como bastiones, pero también con buenas performances en distritos donde no ganó, consiguió quedar a una diferencia que pone a Macri aún expectante de cara a octubre.
¿Conseguirá el jefe de Gobierno porteño consolidarse como referente de los seis de cada diez votantes que prefirieron no votar al oficialismo? ¿Podrá mantener a raya a Massa y aprovechar la desastrosa elección de otros candidatos no peronistas como Margarita Stolbizer? ¿Y Scioli? ¿Estará en condiciones de crecer, por ejemplo, a costa de electores que apoyaron opciones del justicialismo disidente como De la Sota?
El escenario queda abierto y el final de esta historia no está escrito.
Más información