Alumnos cuarto y quinto año de distintas escuelas secundarias festejaban este viernes el fin de las clases a puro estruendo, despertando a los rosarinos que viven en el centro antes de que suene la alarma. Desde la madrugada vagaban por las calles haciendo sonar bocinas, tirando bengalas y papel picado y cantando a los gritos. La celebración ya es una costumbre instalada en la ciudad.
Desde el móvil de Radio 2, el periodista Fernando Carrafiello, confirmó la presencia multitudinaria de adolescentes de diversas instituciones educativas, tanto privadas como estatales, en bulevar Oroño. Los chicos no dejaban de hacer ruidos ensordecedores con bombas de estruendo, cornetas y bombos. También marcaban su paso con papel picado y con los colores vivos de sus aerosoles. Varios estaban disfrazados con pelucas y lentes o sombreros y vinchas de cotillón. Lamentablemente, se pudo ver a algunos tomando alcohol en botellas de jugo.
Se espera que la “fiesta” se extienda hacia la tarde con la llegada de los chicos al Monumento a la Bandera. El avance de los alumnos era controlado por personal de la Secretaría de Control y Convivencia para evitar el consumo de alcohol y el uso de pirotecnia, así como también, a fin de ordenar el tránsito que se ve afectado por la gran cantidad de jóvenes en las calles.