Los 146 mil votos que cosechó la lista de candidatos a diputados encabezada por Amalia Granata fue una de las sorpresas de las elecciones primarias. De inmediato, los desprevenidos asociaron ese resultado al alto perfil de la candidata y su fama ganada como botinera y asidua participante en los programas de la farándula.
La realidad es otra. Granata es apenas el mascarón de proa de un armado transversal que sobrevuela siglos de desconfianzas entre católicos y evangélicos y que en esta etapa los encuentra codo a codo para resistir la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo y con un principio básico e innegociable, según ellos: la defensa de la vida y la familia. En el resto de los temas se admiten criterios diferentes.
Con el resultado del domingo 28 de abril, la lista Unite por la Vida y Familia se estaría asegurando tres bancas de diputados provinciales para Granata, el pastor evangélico Walter Ghione y el abogado católico Nicolás Mayoraz. Son las tres patas de la lista que resultó la tercera más votada detrás de la del Frente Progresista y Cambiemos. Inclusive está en duda una cuarta banca para Betina Florito, fonoaudióloga santafesina católica.
Granata y Ghione habían competido en listas de diputados nacionales diferentes en las elecciones de 2017. Ninguno alcanzó los votos necesarios para entrar al Congreso. Hasta entonces, Amalia no había desplegado el costado provida que explotó un año después cuando el tema aborto llegó al Congreso.
“La única referencia que teníamos de Amalia era la mediática. Nos sorprendió gratamente la defensa en contra que hizo durante el debate del aborto y cómo nos defendió en los medios”, cuenta el pastor Ghione. “Obviamente nos preguntábamos quién estaba detrás, y nos sorprendió mucho porque lo único que había eran sus propias convicciones”.
Por su parte, Nicolás Mayoraz es un conocido abogado constitucionalista que desde mediados de la década pasada intentó infructuosamente frenar en la Justicia ordenanzas y leyes destinadas a garantizar derechos sexuales y reproductivos, entre ellos la anticoncepción de emergencia o píldora del día después.
Es practicante católico y se siente identificado con la Renovación Carismática, pero aclara ante la consulta periodística que su participación en la lista no es confesional, sino “a título de la agrupación Abogados por la vida”, fundada el año pasado cuando se debatió el aborto.
Esa experiencia también decidió a Ghione y Mayoraz a entrar en faz electoral y unir esfuerzos, aunque ambos se conocen y coordinan actividades desde hace una década. La principal es la marcha anual por los derechos del niño por nacer. También coinciden en cuestionar la Educación Sexual Integral, los programa de salud reproductiva y lo que denominan la ideología de género, lo que les vale la etiqueta de “militantes antiderechos” por parte del Movimiento de Mujeres.
“Con el debate por el aborto nos encontramos con diputados que nos habían dicho una cosa y después votaron de otra. Entonces decidimos ir nosotros mismos y ponerlo en cada elección, donde la base son la defensa de la vida desde concepción hasta su muerte natural, la familia y el famoso no se metan con nuestros hijos en la educación. Nosotros decimos claramente que tenemos esta postura y el que no está de acuerdo que no nos vote”, reveló Ghione.
El armado
Ghione es pastor del templo de Rondeau al 2600. Explica que tiene un partido en formación al que le falta completar requisitos formales para competir. Entonces le golpearon la puerta a José Bonacci, un “facilitador” de sellos partidarios para quienes se lanzan a la aventura electoral.
Algo no salió del todo bien en ese acuerdo y Bonacci pidió a la Justicia Electoral retirar la lista, cuestión que el Tribunal Electoral debe resolverse en estos días. Los candidatos acusan a Bonacci de querer colar de prepo a su esposa en el segundo lugar.
No es el único problema. En la categoría concejales el frente Unite por la Vida y la Familia inscribió 7 listas. La más votada fue la del ex Newell’s Ariel Cozzoni, que encabezará la lista que competirá en las generales. Relegó al segundo y tercer lugar a las militantes provida Silvia Cantarella y Gabriela Qadri. El frente quedó cerca de colocar un concejal, pero en ese caso ingresaría Cozzoni, que no tiene relación con la pelea de los autodenominados provida sino con Bonacci.
El paso siguiente fue el trabajo territorial. Convocaron con buena respuesta a una decena de organizaciones autodenominadas “provida”, en algunas de las cuales también conviven evangélicos y católicos y que se consolidaron a partir de la resistencia a la ley de interrupción voluntaria del embarazo: docentes provida, médicos provida, abogados provida, Rafaelinos por la vida, Venadenses por la vida, Universitarios por la vida, entre otros.
Redes
Quizás la sorpresa que provocó el resultado de Granata se deba a que los candidatos no tuvieron una visibilidad en vía pública y medios como los de los principales frentes electorales, salvo los espacios garantizados por el Estado en TV y radio.
“Gastamos 20 mil pesos en folletos y te aseguro que no sirvieron para nada –afirma el pastor de la iglesia Ministerio de Jesucristo Pan de Vida–. Para nosotros fue esencial el uso de las redes sociales. Hicimos mucha campaña ahí y a través de grupos cerrados como Whatsapp. Hoy esas herramientas nos permiten llegar de forma más directa y eficiente”.
Ghione asegura que el trabajo fue casi artesanal. “Ojalá hubiéramos tenido comunity managers, planificadores de comunicación en las redes…, nada de eso. Todo fue muy casero”. La estrategia comunicacional, de todos modos, fue pensada para llegar a quien saben que los puede acompañar.
“Cada organización tiene su base de datos y lo trabajó con las redes que tenía. El año pasado, con el aborto, se crearon muchas bases de datos y redes. Por ejemplo, tenemos el grupo tuiteros por la vida, con bases en Entre Ríos y Córdoba”, explica el pastor-candidato.
Las organizaciones provida a nivel nacional también hicieron lo suyo: “Nos dieron un apoyo muy fuerte para volcar las bases de datos que recolectaron el año pasado y que nuestro mensaje vaya directamente a quien sabemos que puede acompañarnos”.
“Cuando Amalia dice que esta campaña salió 2 pesos no se equivoca. Obviamente, si yo tengo todas las redes de iglesias evangélicas, pastoral… este es el resultado. Hemos utilizado todos los recursos para llegar a la gente”, afirma.
Familia de peso
Ghione viene de una familia de mucho peso en el movimiento evangélico argentino, con abuelo, padre y hermanos pastores al igual que él. Está al frente de uno de los 27 templos que hay en la ciudad de la iglesia Ministerio Jesucristo Pan de Vida (su sede central es la de Uriburu al 1400), que es parte de la organización pentecostal Asamblea de Dios.
Desde hace años está decidido a llevar lo que denomina “sus principios y valores evangélicos” a una etapa política. Fue candidato por primera vez en 2011 cuando disputó sin éxito la candidatura a concejal.
Luego el jefe del sindicato de los recolectores de Rosario, Marcelo Pipi Andrada, le presentó al veterinario Carlos Cossia y armaron una lista conjunta. Cossia ingresó al Concejo. Ghione, que le seguía, se quedó afuera y pasó a desempeñarse como secretario de bloque, lo que le permitió foguearse y conocer de adentro la política municipal.
Trabajo fino
Alrededor de 5 años atrás, comenzaron lo que denomina “un trabajo fino” iglesia por iglesia a capacitar dos o tres personas en cada una. Les empezamos a enseñar las bases ideológicas de cada partido. Les explicábamos qué hay detrás de cada uno. Y después decíamos como tenemos que pararnos ante la política”.
Mayoraz, como se dijo, tiene una larga trayectoria en estos temas. “En estos 20 años me dediqué a formar jóvenes y grupos, organizamos la marcha (del niño por nacer). No pertenezco a ninguna congregación en especial, pero si me preguntan con qué me siento más identificado y que he participado es con la Renovación Carismática”.