La actriz estadounidense Meghan Markle se convertirá en la próxima primavera inglesa en la esposa del príncipe Harry, quinto en la línea de sucesión al trono del Reino Unido. Salen desde junio del año pasado y ahora decidieron dar el sí. Divorciada y de ascendencia afroamericana, la actriz que consiguió algo de fama con la serie Suits, es una novia atípica para la monarquía.
Según informó EFE, cuando la pareja anunció su relación en noviembre de 2016, algunos periódicos ingleses hicieron tanto hincapié en su divorcio y en sus raíces afroamericanas que obligaron a la Casa Real a poner los puntos. Y así tildaron de informaciones "sexistas" y "racistas" a las publicaciones sobre la actriz.
Meghan y Harry empezaron a salir en junio de 2016, pero su relación se hizo pública el 25 de septiembre, cuando ambos fueron fotografiados en un evento de los Juegos Invictus que patrocina el príncipe celebrados en Toronto (Canadá), donde ella residía.
Desde entonces, los dos han hecho vida juntos y ella está instalada ya en el palacio londinense de Kensington, donde seguirá viviendo con su esposo de 33 años después de la boda, en una casa propia dentro del mismo complejo.
Además de ser actriz, Markle se declara una foodie, una amante del buen comer, y así lo refleja en su cuenta de Instagram. También participa activamente en organizaciones no gubernamentales y defiende los derechos de las mujeres. En 2016 se convirtió en embajadora global de World Vision Canada y fue presentadora en las Naciones Unidas de la campaña igualitaria HeforShe en 2014.
Asistió a la Universidad Northwestern, donde se especializó en Teatro y Relaciones Internacionales; e incluso vivió un tiempo en Buenos Aires cuando trabajó para la embajada de Estados Unidos en plena crisis de 2001.