Hace unos años, diseminadas por la Capital Federal, comenzaron a funcionar farmacias cuya estructura estaba adaptada para el autoservice, semejante al sistema de los supermercados.
Era evidente su finalidad; lo que prevalecía era incentivar el consumo de un bien social como el medicamento sometido, de este modo al vaivén de la oferta y la demanda.
Este tipo de farmacias, no puede anclar en Rosario, ni en la provincia de Santa Fe, e incluso en otras de nuestro país, ya que están prohibidas. Sin embargo existen grupos inversores que transformaron la farmacia en pequeños shoppings y presionan para su desembarco.
Hace unos días, el Colegio de Farmacéuticos de la Provincia de Santa Fe, 2° Circunscripción, organizó un abrazo solidario a los tribunales en un claro mensaje por transmitir a la Justicia de Santa Fe, el peligro que conllevaría al cuidado de la salud el permitir la habilitación a este forma de vender medicamentos. La misma se aleja del modelo sanitario con que se manejan las 1800 farmacias de nuestra provincia y las 700 de nuestra ciudad.
“Entendemos al medicamento como bien social, no como una mercancía, y nos alejarnos de cualquier modelo que pretenda comercializar el medicamento como una mercancía susceptible de regirse por las leyes del mercado, de oferta y demanda”, dijo abián García, vicepresidente del Colegio de Farmacéuticos de la provincia de Santa Fe, 2da Circunscripción; y Presidente de la Confederación General de Profesionales de la República Argentina.
¿Cómo podríamos describir el modelo sanitario de farmacia, el que rige en nuestra provincia y en gran parte del país?
Es un modelo a cuyo frente está un farmacéutico que es el decisor de qué se hace o se deja de hacer, se trata de un profesional que cuenta con formación universitaria con relación al medicamento.
Las implicancias que la dispensa del medicamento conllevan, exigen a un profesional rigurosamente formado. Es decir, cuando en nuestra provincia y en nuestra ciudad vamos a una farmacia, encontramos frente a ella a un profesional que responde profesional, civil y penalmente por la dispensa del medicamento.
El modelo que se quiere incluir responde a una sociedad anónima que reporta a lo que el grupo de inversores, muchas veces alojado fuera del país, decide. Es un modelo que se apoya en cadenas de farmacias, interesándose tan solo por la tasa interna de retorno por cada dólar que se invirtió. Un modelo mercantilista.
¿Qué garantías brinda un profesional farmacéutico que está al frente de su farmacia?
Para un farmacéutico el ejercicio de su profesión es lo que profesa; es un profesional que atiende, contiene y sugiere. Un profesional que orienta hacia el médico que pueda atender esa inquietud en materia de salud; ya que el paciente primero va en busca de la contención del farmacéutico.
Dedicamos muchos años y muchas horas a capacitarnos para hacer aquello que somos: farmacéuticos. Dispensar un medicamento es realizar un acto farmacéutico ya que estamos dispensando salud. Nosotros nos formamos y nos transformamos en lo que somos: farmacéuticos. La sociedad nos formó como farmacéuticos para que la cuidemos. Y así la vivimos a nuestra profesión
El médico prescribe el medicamento al que el farmacéutico dispensa; en todas las instancias del medicamento, ¿tiene que haber un farmacéutico?
Desde el diseño de la fórmula hasta el momento de fabricarse, distribuirse y llegar a la farmacia y dispensarse; en cada una de estas etapas hay un farmacéutico responsable que responde por ese medicamento que cuenta con su trazabilidad. Hoy podemos saber la identidad del paciente; y, sobre el medicamento, quien se lo prescribió, bajo qué obra social y en qué farmacia se dispensó. Esta identificación es posible por la trazabilidad y la presencia de farmacéuticos en toda la cadena de fabricación y distribución.
¿Pero, a veces, se despachan medicamentos fuera de las farmacias?
Existen canales de comercialización que eluden a las farmacias. Nosotros insistimos con un eslogan que fue parte de una campaña de esclarecimiento “no son golosinas, los medicamentos en las farmacias, dispensados por un profesional farmacéutico”. Además nos encontramos con canales clandestinos de comercialización, ventas fuera de la farmacia y esto le plantea al farmacéutico un desafío social y sanitario. Los farmacéuticos velamos por un modelo sanitario de la dispensa del medicamento que garantice a todas las personas acceder al medicamento que necesita, en las dosis y en las formas que el médico ha prescripto. Lo que es darnos la mejor salud posible.
¿Existe un vínculo especial entre el farmacéutico y su clientela?
El farmacéutico conoce a sus clientes. Sabe la historia familiar. Aconseja y orienta. Contiene y resuelve las primeras dudas para indicar que consulten con su médico de confianza. Conocer a la gente es justamente el valor agregado que hace que se sienta comprendida y segura.
¿Es la farmacia también una fuente de información y comunicación social de la salud?
Quienes recuerdan ese hecho sanitario desconcertante por el que atravesamos hace unos años, la gripe A, recordarán a la gente deambulaba angustiada en busca de información y asesoramiento. Necesitaban una respuesta segura.
Allí valoré el trabajo de la red de 1000 farmacias que conformamos en la zona de Rosario y el gran Rosario. Allí fuimos agentes de contención y asesoramiento y promotores de salud.
La gente sabe que tiene muy cerca, a su farmacéutico. En Santa Fe, el habernos permitido tener un sistema sanitario de farmacias como el que tenemos representa un capital social que los santafesinos debemos preservar.