Tal como viene ocurriendo en la última década, este verano fue más cálido de lo normal, ya esto se agregó una gran sequía que está extendiendo la duración de las olas de calor. Consultado al respecto, el cardiólogo Daniel Piskorz, especialista en Hipertensión Arterial, dio una serie de recomendaciones para que las actividades que desarrollan las personas adultas y los adultos mayores durante la estación estival no afecten ni limiten la salud.
“Lo primero que debemos tener en cuenta es la hidratación, además de la alimentación y de la actividad física durante el verano. Dadas las condiciones climáticas por las que atravesamos y atravesaremos todavía, deberán ser revisadas dichas medidas, sobre todo en el paciente cardiópata y en el adulto mayor”, manifestó.
¿Por qué razón?
Porque la ingesta de alimentos y líquidos que consumimos está destinada a dos funciones: a proveer energía por un lado, y a la termogénesis, por el otro. Es decir, al control de la temperatura corporal.
En invierno el control de la termogénesis es muy importante, no así en el verano que es cuando muchas veces la sensación térmica es igual a la temperatura corporal, por lo que nuestro cuerpo no necesita de aportes energéticos para conservar la temperatura corporal.
Si nosotros consumimos la misma cantidad de calorías que en invierno, ese excedente de calorías terminarán depositándose en el cuerpo como grasas. Por lo que el volumen de calorías que debemos consumir en verano tiene que ser menor; simplemente, porque no vamos a necesitar mayor cantidad de energía para mantener la termogénesis; es decir, la temperatura corporal. Si seguimos consumiendo las mismas calorías que en invierno, vamos a aumentar de peso.
Por esto, recomendamos en verano consumir alimentos frescos y naturales (frutas y verduras) y con un control exhaustivo de la cadena de frío, ya que de lo contrario, se pueden contaminar. Estos alimentos tienen la mitad de carga calórica que los derivados de animales, y por eso se aconsejan en esta época del año.
¿La gente cree que traspirar mucho cuando hace gimnasia es saludable?
Es un mito. Y en esta época con las temperaturas que hemos tenido que soportar es doblemente perjudicial. Con respecto a los líquidos, la gran mayoría de líquidos que ingerimos en exceso que son necesarios se eliminan en algo más del 90% por orina a través de los riñones y lo que no se puede eliminar por esta vía, una mínima parte, se elimina por la transpiración. Por lo cual la pérdida de líquidos, sales y electrolitos por la transpiración, es mínima aún en verano.
¿Y por qué transpiramos?
Para disipar el calor corporal. Es una adaptación del organismo. Pero ese líquido transpirado hay que recuperarlo. Por eso es muy importante la hidratación en el verano. La hidratación en el cardiópata y en el hipertenso, adquiere mayor importancia dado que, además de perder líquido por la transpiración se pierden potasio, magnesio y calcio; al ser un paciente cardiópata, es probable que se sufra de arritmias que en algunos casos pueden llegar a ser fatales; cuando calcio, potasio y magnesio bajan mucho en la sangre, un cardiópata puede llegar a tener una muerte súbita. Es por eso que insistimos en la reposición líquidos y sales en épocas de altas temperaturas.
Si acompañamos con la ingesta de frutas y verduras vamos a incorporar, además, sales y minerales.
Algunas frutas como la banana, por ejemplo, que tiene una densidad que permite saciarse, contiene, además, altos índices de potasio y de magnesio. Al igual que las frutas cítricas, que contienen esos minerales necesarios para equilibrar la pérdida de esas sales y minerales, por la transpiración generadas por las altas temperaturas que estamos soportando.
Para un cardiópata en verano, hidratarse y alimentarse apropiadamente con alimentos naturales que repongan lo que necesita, sin agregar carga calórica que se deposita como grasas e incrementan el peso corporal, es determinante.
La alimentación en el verano en el paciente cardiológico es fundamental y debe ser muy cuidada. Cuidado que debe tener también el paciente hipertenso dado que el calor aumenta la vasodilatación, fenómeno que hace disminuir la presión arterial. El descenso puede representar entre 2 y 3 milímetros de mercurio, pero si se agrega que el paciente está deshidratado y no repone líquidos, aumenta el intervalo entre comidas -lo que aumenta la hipoglucemia- y, además, está medicado con un antihipertensivo, es muy probable que baje en demasía la presión y el paciente sufra abatimiento, decaimiento, pérdida de voluntad, falta de fuerzas. En realidad, lo que hay que revisar es la alimentación, su calidad y su cantidad, además de la hidratación adecuada para enfrentar las condiciones climáticas de este verano.
¿Y el golpe de calor?
El golpe de calor es un estado de deshidratación extrema. El paciente cardiópata, el paciente hipertenso, la persona de edad avanzada, se deben hidratar aunque no sientan deseos de tomar líquidos. No hay que esperar a tener sed para hidratarse, hay que hacerlo sistemáticamente.