Fin de año con una sonrisa para Facundo Cabada y su familia. El nene de 4 años de edad que padece una atrofia muscular espinal (AME), cuya cobertura era negada por la obra social, ya pudo comenzar un vital tratamiento gracias a una orden judicial para la importación de la droga necesaria.

Gabriela, mamá de Facundo, confirmó la noticia a Rosario3.com, que desde un principio reflejó la lucha para que el pequeño pueda llevar una vida mejor a pesar de sus dificultades neuromotrices. La clave: una orden judicial para que la Obra Social de la Federación Argentina del Trabajador de las Universidades Nacionales (Osfatun) proceda a importar Spinraza, la medicación biológica que se aplica para frenar el avance de la enfermedad.

“La obra social nunca manifestó interés en comprar la medicación pero el juez le embargó su cuenta y se vio obligada a hacerlo. El 4 de diciembre Facundo recibió la primera aplicación de las cuatro que le corresponden este primer mes. La próxima será la semana que viene”, detalló la mujer.

De esta manera, expresó, “gracias a Dios se pudo empezar el tratamiento”, después de más de cuatro años de burocráticas gestiones para que su hijo tenga chances de combatir la afección degenerativa genética que lo aqueja de nacimiento. No podrá curarse, pero sí evitar que se deteriore su calidad de vida y extender y mejorar su pronóstico.

“Agradecemos también la difusión del caso, que es muy importante”, destacó Gabriela, aunque aclaró que “esto recién empieza”. En ese sentido, recordó: “El tratamiento es de por vida y no nos la van a hacer fácil, ya lo sabemos”.

“Pero detrás de nuestro guerrero –desafió– hay una familia y un grupo de personas que se han comprometido y vamos a pelearla cada vez que sea necesario”.

Los Cabada viven en Paraná, tienen también una hija de 10 años y otros familiares en Rosario. De hecho, Facundo fue diagnosticado por neurólogos de la ciudad, en 2014, antes de ser derivado al hospital Garrahan de Buenos Aires, donde asiste regularmente.

La droga biológica Spinraza, sumamente costosa, se desarrolló recién el año pasado en Estados Unidos –desde allí se importa– y es el primer medicamento del mundo para enfrentar la AME. Facundo padece la de tipo 2, que le permite permanecer sentado pero no movilizarse por sus propios medios. Utiliza una silla de ruedas motorizada, con la que atraviesa una infancia lo más normal posible.

De hecho, hace trabajos de kinesiología, natación y va al jardín de infantes con un acompañante terapéutico que, al igual que el equipo médico que lo atiende en forma frecuente, se encuentra en su ciudad.