Un informe de Unicef reveló que casi la mitad de los niños y niñas de la Argentina son pobres. Hablamos de más de cinco millones de chicos, de los cuales, además, un millón y medio no come todos los días. Uno de los investigadores que llevó a cabo el informe, Jorge Paz, habló con Radio 2 y destacó entre todas las cifras la “espantosa” desigualdad que existe en la pobreza.
“La desigualdad dentro de la pobreza es enorme y espantosa”, destacó Paz investigador del Instituto de Estudios Laborales y del Desarrollo Económico (Ielde), en contacto con Radiópolis, el programa que conduce Roberto Caferra por Radio 2.
Paz participó de la construcción del informe “La pobreza monetaria en la niñez y adolescencia en Argentina” junto a Sebastián Waisgrais, especialista en monitoreo y evaluación de programas de Unicef.
Según el trabajo, el 47,7 por ciento de los niños y adolescentes del país es pobre y de ese porcentaje, el 10,8 por ciento están en la pobreza extrema o en la indigencia. “Hay un millón y medio de chicos que no come todos los días”, apuntó Paz que destacó la otra cara de estos números: “La pobreza infantil es hereditaria”. Es decir, un niño pobre es más probable que crezca y se convierta en un adulto pobre y que tenga hijos pobres. Un círculo vicioso.
La investigación hizo tres cortes etarios: de 13 a 17 años, de 5 a 12 y de 0 a 4 años. La incidencia mayor de la pobreza se verifica para el primer grupo (51%).
En cuanto a las disparidades entre sexo son menores, aunque los varones tienen tasas de pobreza más elevadas, excepto en el grupo de 0 a 4 años, en el que hay una “clara desventaja” para las niñas.
En cuanto a la “desigualdad en la pobreza”, el informe indica que si bien la pobreza afecta al 47,7% de los niños, la tasa aumenta al 85% cuando el niño reside en un hogar cuyo jefe o jefa está desocupado, al 64% cuando es inactivo o al 65% cuando es asalariado informal.
“La pobreza infantil también es mayor en hogares donde la jefa es mujer (55,3%), el jefe o la jefa tiene un bajo nivel educativo (72,5%) o es menor de 25 años (51,6 por ciento)”, agrega el estudio.
Con relación a la pobreza extrema o indigencia (un 10,8% de los chicos), la tasa aumenta al 41% cuando viven en un hogar con jefe o jefa desocupado y al 17% cuando la jefa es una mujer.