Rosario no es la excepción. El padre Joaquín Nuñez, sacerdote franciscano con años de permanencia y trabajo entre los más pobres de la zona oeste de Rosario, en el barrio Bella Vista, dio fe de lo emitido el sábado pasado, por 19 curas que viven en villas porteñas: la droga en las villas miserias está liberada.

Consultado por el programa Tempranísimo (Radio 2), Nuñez – a cargo de la Dirección Provincial de Asuntos Indígenas de la provincia de Santa Fe durante la última gestión de Jorge Obeid– admitió que en los barrios marginales de la ciudad “se consume y se vende droga a la luz del día y esto trae aparejado más violencia, robos y muertes”.

“Vienen todo tipo de vehículos, se bajan y compran la droga”, detalló el cura quien apuntó contra los funcionarios: “Ellos conocen esta situación, yo mismo lo he informado pero nunca conseguí nada. Estamos desamparados”.

El sacerdote hizo una trágica revelación: “Estamos velando a los muertos de la droga en la capilla” y agregó: “También cuidamos a los que quedan con graves secuelas”. En este sentido, cuestionó la falta de lugares estatales destinados a la recuperación de los adictos: “¿Qué hacen los padres con esos chicos? ¿Dónde los llevan, al Irar para que los maten?” – y tañadió– “¿En qué instituciones los dejamos, qué podemos hacer los pobres ante la droga?”.

Núñez, al igual que los sacerdotes porteños que el sábado pasado emitieron un comunicado sobre la droga en las villas bonaerenses, señaló sin tapujos: “La droga en los asentamientos está totalmente liberada por eso califico de absurdo el tema de la despenalización. ¿Que hacen las familias en ese caso, cómo impiden que sus hijos caigan en la droga para siempre?”, siguió preguntando.

Para el sacerdote franciscano se necesita “compromiso” de sacerdotes y monjas que “reemplacen a nuestra generación que ya está cansada”. “Los sacerdotes que quedamos ya estamos viejos, falta un recambio”, observó e insistió: “Hay un frente para el que se necesita gente y no sólo la droga es ele problema”.