Sindicatos y organizaciones estudiantiles volvieron a manifestar este jueves en varias ciudades francesas contra la reforma laboral del presidente Emmanuel Macron, adoptada en septiembre por decreto, en una nueva pulseada con el gobierno, decidido a continuar con su programa de cambios sociales.
Un total de 170 protestas fueron convocadas este jueves contra una "política liberal dispuesta a aumentar la desigualdad a favor de una minoría" en las principales ciudades francesas por diversos gremios y organizaciones estudiantiles, según reprodujo la agencia de noticias EFE.
Según el ministerio del Interior, alrededor de 80.000 personas participaron de la jornada de protestas en todo el país, el doble de manifestantes que en la última convocatoria del 19 de octubre, pero una cifra muy inferior a los 223.000 de la primera huelga del 12 de septiembre.
Al frente de la movilización estaba la Confederación General del Trabajo (CGT), el segundo sindicato del país, al que en esta ocasión se sumó Fuerza Obrera (FO), la tercera agrupación de trabajadores.
Sin embargo, el mayor sindicato de Francia, la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), se mantuvo al margen.
El proyecto de ley de reforma laboral entró en vigor en septiembre pasado tras ser promulgado por una serie de decretos emitidos por Macron, gracias a los superpoderes que le otorgó el Parlamento en agosto, aunque se espera que sea definitivamente ratificado por el Congreso a comienzos de diciembre.
El texto flexibiliza el mercado laboral y su eje cardinal es dar primacía a la negociación dentro de la empresa, en detrimento de las normas legislativas y de los convenios sectoriales, sobre todo en las Pymes.
La manifestación más importante tuvo lugar en París, donde protestaron 8.000 personas, según la policía, y 40.000, según la CGT.
Bajo el lema "privado-público: por un derecho laboral que proteja a los trabajadores", el cortejo se dirigió desde la plaza de la República hasta la plaza de la Nación, aunque fue interrumpido varias veces por radicales infiltrados en la cabecera.
Alrededor de 50 individuos encapuchados y vestidos de negro atacaron al grito de "anticapitalistas" varias bancos y aseguradoras durante el itinerario, además de protagonizar algunos enfrentamientos con la policía, según publicó el diario Le Monde.
"Esto va a continuar, no es la última batalla", declaró el secretario general de la CGT, Philippe Martinez, acompañado por el número dos de FO, Pascal Pavageau.
Además de luchar contra los "decretos", Martinez insistió en la necesidad de "mejorar en todos lados los derechos laborales en las empresas".
Por su parte, el secretario general de FO, Jean-Claude Mailly, que participó en la protesta en Marsella, manifestó también una "gran preocupación" ante al futuro del servicio público francés.
"Queremos dar la voz de alarma sobre los cambios que se vienen, como el seguro de desempleo y, el año que viene, la jubilación", señaló.
En la marcha de Marsella participó también el líder de Francia Insumisa -principal partido de la oposición-, Jean-Luc Mélenchon, quien lamentó "la división de lo político y lo sindical", mientras que "miles, millones de militantes políticos (...) están listos para entrar en acción".
La reforma laboral puso en evidencia las divergencias existentes entre los gremios, que pese a numerosas tentativas, fracasaron en la organización de una acción unitaria contra la medida.
Mientras, el gobierno comienza a encarar un nuevo abanico de reformas sociales, como la del aprendizaje y la formación profesional o la del seguro de desempleo, ambas programadas para los próximos meses.
Pero los sindicatos se niegan a pasar página y trasladaron la lucha contra esta reforma a la Justicia, con la presentación de recursos por la CFDT y la CGT ante el consejo de Estado, la última instancia judicial contra las decisiones de una autoridad pública.