Nació en Brasil el primer bebé a partir del trasplante de útero de una mujer fallecida. La receptora fue una paciente con infertilidad uterina, que mediante esta técnica, sumó una opción más a quienes tienen este padecimiento, que hasta ahora sólo podían optar por una adopción o la gestación subrogada.
Antes del caso brasileño se habían realizado otros diez trasplantes de útero de donantes fallecidas en EE UU, República Checa y Turquía, pero este es el primero en dar lugar a un parto con vida. Con la escasez de donantes vivos, la nueva técnica podría aumentar la disponibilidad y dar a más mujeres la opción del embarazo. De hecho se estima que una de cada 500 mujeres con dificultades reproductivas tiene problemas uterinos.
“Los primeros trasplantes de útero fueron un hito médico. No obstante, la necesidad de un donante vivo es una limitación importante”, indica Dani Ejzenberg, médico del Hospital das Clínicas, de la Universidad de São Paulo, que ha dirigido la investigación, a The Lancet.
La receptora fue una mujer de 32 años que nació sin útero como resultado del síndrome de Mayer-Rokitansky-Küster-Hauser, que afecta a una de cada 4.500 mujeres. Cuatro meses antes del trasplante, pasó por un ciclo de fertilización in vitro (FIV) que dio como resultado ocho óvulos fertilizados que fueron criopreservados.
La donante tenía 45 años y murió de hemorragia subaracnoidea (un tipo de ictus que implica sangrado en la superficie del cerebro). El útero fue extraído y trasplantado a la receptora. La operación incluyó la conexión de las venas y arterias, ligamentos y canales vaginales del útero donado y de la receptora.
Después de la intervención, la paciente recibió medicamentos inmunosupresores, así como antimicrobianos, tratamiento anticoagulante y aspirina mientras estaba en el hospital. La inmunosupresión se continuó fuera del nosocomio hasta el nacimiento.