La investigación por la muerte de Jonathan Ezequiel Herrera, el chico que falleció este domingo en zona sur al quedar en medio de un tiroteo entre nueve policías y un ladrón que acababa de asaltar una juguetería, apunta a la responsabilidad policial en el hecho. Cinco agentes del Comando Radioeléctrico y de la nueva Policía de Acción Táctica (PAT) fueron pasados a disponibilidad por su participación en el suceso. Además, nuevos testimonios y elementos de prueba involucran a los uniformados.
Por otra parte, este martes se desarrolló la audiencia imputativa contra el ladrón que estaba detenido tras el robo a la juguetería de zona sur. Según informó el periodista de Radio 2 Hernán Funes, la audiencia se desarrolló en el hospital Eva Perón de Granadero Baigorria. El juez Gustavo Pérez Urrechu dictó la prisión preventiva por 60 días para Brian V. de 19 años, quien en un principio estuvo mal identificado y se dijo que tenía 17 años –de esta manera no queda a cargo de la justicia de menores–.
Al joven se le imputaron los cargos de robo calificado al comercio de San Martín al 3500 y resistencia a la autoridad por el tiroteo posterior. Sin embargo, el juez no le adjudicó el homicidio de Herrera.
Este lunes se conocieron datos de la autopsia practicada a Herrera. El informe reveló que la única bala que permaneció alojada en su cuerpo es de 9 milímetros, el calibre de las armas de las fuerzas de seguridad.
Por eso, se inició un peritaje de las armas que busca determinar cuáles dispararon. Una de las hipótesis que se mantenía en torno a la investigación y cobraba fuerza es que un grupo de agentes de la PAT bajó de un colectivo, se sumó a la acción que había iniciado el Comando Radioeléctrico y desconoció a Herrera, que estaba lavando el auto, desarmado, y trató de moverse y cubrirse detrás de un árbol del fuego entre el delincuente y la policía.
También se refuerza la versión de que el disparo no fue un rebote: los tres balazos confirman ese dato y descartan la hipótesis de una bala perdida en medio del tiroteo.
“Víctima inocente”
Además del impacto social que provocó la muerte de Jonathan Ezequiel Herrera, el caso también generó conmoción entre sus familiares, amigos y compañeros de trabajo. El joven de 23 años acababa de ser padre, era trabajador mercantil y se desempeñaba en la tienda Falabella.
La Asociación Empleados de Comercio emitió este martes un comunicado donde “lamenta profundamente la muerte de esta víctima inocente, que se produjo como resultado de la inseguridad que se vive en nuestra ciudad”.