La inhalación del humo resultante de la combustión de motores diésel incrementa el riesgo de sufrir esclerosis lateral amiotrófica (ELA), enfermedad degenerativa causada por la muerte de las neuronas motoras responsables de transmitir los impulsos nerviosos del cerebro y la médula espinal a los músculos voluntarios del organismo.
Para llevar a cabo el estudio, los autores identificaron a 1.639 personas con una edad promedio de 56 años que, incluidas en el Registro Nacional Danés de Pacientes, habían sido diagnosticadas de ELA entre 1982 y 2013. Luego emparejaron a cada uno de estos pacientes con 100 personas de su misma edad y sexo que no hubieran padecido la enfermedad, según consignó ABC Salud.
El siguiente paso fue indagar en el historial laboral de los participantes para determinar su grado de exposición al humo de la combustión del diésel durante los 5-10 años previos al diagnóstico de la enfermedad (tiempo en el que el humo hace efecto en el organismo), o, en el caso de aquellos sin ELA, durante un tiempo similar.
Lo que hicieron los autores fue estimar esta exposición en función del riesgo asociado a cada oficio, siendo por ejemplo mucho mayor en el caso de los empleados en las gasolineras, los conductores de autobuses o los trabajadores de la construcción.
Finalmente, los participantes fueron incluidos en cuatro grupos en función de la exposición acumulada al humo diésel. Y de acuerdo con los resultados, los varones que tuvieron que respirar este humo en el trabajo durante al menos una década presentaron un riesgo un 20% superior de padecer ELA que aquellos que pudieron disfrutar de un aire más limpio.
Además, y comparados frente a aquellos que no se encontraron expuestos y con independencia de su lugar de residencia, los varones con una probabilidad superior al 50% de inhalar humo diésel por motivos laborales tuvieron un riesgo hasta un 45% superior de desarrollar la enfermedad. No ocurrió lo mismo con las mujeres, debido a que por sus tipos de oficio suelen estar menos expuestas a este humo.